Premio insólito: un lote en Villa Ariza por juntar 500 marquillas de cigarrillos
Por: Leandro Fernández Vivas.Villa Ariza nació a principios del siglo pasado como el primer barrio de Ituzaingó y debe su nombre a un empresario que vio en el lugar una oportunidad de negocio. Otros barrios del oeste también tienen su denominación directamente ligada con su primer propietario. Por ejemplo, el Barrio Seré en Castelar responde a las tierras que ocupó la Quinta de Jean Seré y la posterior Mansión Seré de su familia (Ver: Mansión Seré: la casona que su dueño nunca habitó). Similar es el caso de Parque Leloir, en Ituzaingó, que nació como una quinta de 300 hectáreas dedicada a la cría de caballos pura sangre. La familia Leloir dedicó tiempo y trabajo para darle una belleza singular en su arbolado y paisaje, diseñado por el famoso Carlos Thays, el mismo que le dio forma a los bosques de Palermo en la Ciudad de Buenos Aires. Tiempo después la quinta se loteó y en la década del 40 se transformó en un barrio modelo preservando la importante arboleda y aumentando incluso la cantidad de especies y ejemplares. (Ver: Conocé el Circuito Aeróbico de Parque Leloir).
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Similar es el caso del Barrio Parque Castelar que también nació desde el loteo de varias quintas pero que en su historia se asemeja más en lo ocurrido con Villa Ariza ya que se diseñó y construyó como un gran negocio inmobiliario pero con un diagrama de calles y espacios verdes muy distinto a su entorno (Ver: El creador del Obelisco y el Gran Rex diseñó el primer barrio parque del oeste).500 marquillas por un lote
La historia de Villa Ariza comienza en 1907 con la mirada empresarial de José María Ariza. El 24 de octubre de 1872 se fundó el Pueblo de Santa Rosa en campos de Manuel Fragio y con el visto bueno del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Mariano Acosta. Dos años después comenzó a funcionar la estación del Ferrocarril del Oeste que fue bautizada como Ituzaingó, en honor a la batalla homónima librada en 1827 como parte de la llamada Guerra con el Brasil.
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A principios de siglo la tabacalera La Favorita producía los populares cigarrillos Rico Tipo cuyo valor era de 20, 30 y 40 centavos según presentación. Tal fue su éxito y calidad que fue la primera marca de factura argentina en ganar un Grand Prix en la Exhibición Imperial Internacional de Londres de 1909, según se publicó en ‘Pioneros del Tabaco - Los Fabricantes de Cigarrillos en la Argentina 1850-1920’ de Alejandro Butera. Apenas un año antes José María Ariza, dueño de La Favorita, lanzó una arriesgada campaña de marketing. Creó el Premio Ariza que prometía regalarle un lote a todo aquel cliente que juntase 500 marquillas de sus cigarrillos. Eran épocas de promociones y concursos en los que las marcas ofrecían como premios cortaplumas, encendedores, pulseras, etc. Un terreno, aunque sea en una localidad alejada de la capital, era un gran premio.“Es bueno que sepan que yo José María Ariza soy el creador del Premio Ariza y que consta de dar lotes de terrenos los fumadores de mis cigarrillos Rico Tipo de 20, 30 y 40 centavos. Yo les he dicho que fumando cigarrillos Rico Tipo: fuman buen tabaco. Fuman gratis. Se hacen propietarios sin gastar un solo centavo. Y cimientan una fortuna. ¡Y yo cumplo siempre lo que ofrezco! Pronto me imitarán, porque todo lo bueno se imita, pero no me igualarán porque nunca segundas partes fueron buenas. ¡Téngalo presente! En breve estarán listos y a disposición de los fumadores los planos del millón de varas cuadradas que tengo en Ituzaingó” rezaba la publicidad de Rico Tipo publicada en la revista Caras y Caretas de julio de 1908 según publicó Alejandro Butera en su libro.
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La propuesta era imbatible y para los fumadores el requerimiento de 500 marquillas no era un número imposible, pero, según publicó Alberto Guercio en Historia Documentada de Ituzaingó, la iniciativa no prosperó. La zona loteada fue nombrada por el Municipio de Morón como Villa Esperanza aunque desde aquel momento y hasta la actualidad siempre se la conoció como Villa Ariza. El principal problema de la nueva urbanización fue su difícil acceso y mínima conexión con otras localidades y medios de transportes. Apenas una única calle asfaltada hacía de nexo con la estación de Ituzaingó. Con el fracaso de la campaña de la tabacalera de Ariza, el loteo pasa a manos de las empresas Pasquié y Cía y el Banco Supervielle. En 1913 llega al lugar la fábrica de ladrillos de Nicolás Defilippi dando más actividad a la zona por lo que el Supervielle decide conectar Villa Ariza con Ituzaingó a través del medio de transporte más popular de la Ciudad de Buenos Aires, el tranvía (Ver: Tranvía de Ituzaingó: una historia sobre rieles).Las nuevas conexiones, la electrificación del ferrocarril que multiplicó los servicios y acortó los tiempos, más la creación de líneas de colectivos que unían el nuevo barrio con la estación de Castelar, garantizaron su poblado y crecimiento. Más de cien años después el origen tabacalero de Villa Ariza es un mito atesorado por historiadores locales pero desconocido por la mayoría de los habitantes de la localidad.
Leandro Fernández Vivas
Periodista
Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.