Cumplió 70 años la plaza que nació como aeródromo
Por: Leandro Fernández Vivas.Ubicada a poco menos de diez cuadras de la estación de Castelar, fue durante mucho tiempo la plaza céntrica del lado norte de la ciudad, hasta la creación de la Cumelén. En junio de 1951 un decreto municipal la ‘legalizó’ y le dio nombre, pero ya desde varios años antes era el lugar elegido para pasear, descansar y jugar a la pelota. 70 años de historia a la sombra de los arboles.
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Menos de diez años después de la creación de la estación que le dio nombre al pueblo, un pentágono irregular ubicado a pocas cuadras del andén recibió su primer avión. El Aeródromo de Castelar era un campo de aviación limitado por las calles España, Arias, Lincoln, Campichuelo y las vías del Ferrocarril Oeste. Allí, desde 1920 hasta 1935, hubo actividades aéreas de todo tipo, escuelas de vuelo, mecánicos aeronáuticos, aviones de madera y tela (Ver: El mejor aeródromo del país estuvo en Castelar). Además, fue escenario y punto de partida de proezas, récords e historias pioneras (Ver: Mujeres aviadoras: de Carola Lorenzini a la Teniente Vier).Cuando el último avión dejó el aeródromo, el predio cambió de uso y destino. Comenzó el loteo de gran parte del aeródromo respondiendo al crecimiento de la zona. Aunque la aviación nunca se fue de los cielos de Castelar, sino que se centró en Aeropuerto Rivadavia, la actual Base de Morón (Ver: Hace 95 años la Base de Morón comenzó a llamarse Aeropuerto Rivadavia).
En épocas en que el Municipio de Morón tenía otro nombre (Ver: Morón se llamó 6 de Septiembre y celebró un golpe de estado) el Honorable Concejo Deliberante aprobó la subdivisión de las tierras del aeródromo a nombre de los vecinos Atilio Colautti, Marcos Ricaurte, los hermanos Ángel, Enrique y Elías Costa, y Juan Gualdi con la condición de que donasen una parcela. Pero pasaron varios años hasta que se consolidó en plaza.
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El espacio, junto con terrenos baldíos y lotes desocupados, eran utilizados como potreros, como espacios de juegos, caminatas y reuniones. Recién en 1951 una decisión del poder ejecutivo local le dio nombre y la reconoció como plaza. El 7 de mayo de ese año, el intendente César Albistur Villegas firmó el Decreto Nº 2597 en el que se formalizaron nombre y ubicación de nueve plazas y plazoletas de localidades de Morón, Haedo, Castelar e Ituzaingó, según informó el Instituto y Archivo Histórico de Morón ante las consultas de Castelar Digital.En ese mismo documento, que conserva el Instituto, se desliza un dato curioso. El decreto también transformaba en plaza la pequeña manzana ubicada en Montes de Oca, Chivilcoy y Segunda Rivadavia, pero el HCD desestimó ese ítem y al día de hoy se encuentra edificado. Es una manzana triangular con un único edificio con viviendas y locales.
La Plaza de los Españoles lleva ese nombre desde 1951 aunque algunos vecinos la recuerdan como Plaza España por haber sido donada en reconocimiento a la comunidad española, aunque no hay registro oficial de ese nombre. El día de su inauguración dos vecinos se designaron para la confección de las banderas que se erigirían en su mástil principal. Según narró Juan Carlos Policicchio en una entrevista de 2014 a Castelar Digital (Ver: Juan Policicchio, la historia de un pueblo transformado en humor) se trató de Celestina Josefa Farina, encargada de la bandera de España, y José Pascual Martinez, encargado de la de Argentina, quienes oficiaron también de padrinos de la plaza, ambos abuelos de Policicchio.
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La plaza contó desde su nombramiento con caminos internos, vereda perimetral, bancos, árboles y luminarias, además de una construcción destinada como depósito de herramientas del cuidador de la plaza y en su centro se erigió un “patio andaluz” con escalinatas y un mástil, acompañado por bancos decorados en el mismo estilo, caracterizado por el uso de mayólicas y azulejos.70 años después sigue siendo un punto de encuentro. Fue en varias oportunidades sede de La Minga, el festival de arte joven que identificó al Municipio de Morón, en donde tocaron bandas como Los Caballeros de la Quema y Los Pérez García, entre otros (Ver: Conocé los espacios rockeros a través de los años). También albergó a la West Food Fest y otros encuentros de Food Trucks (Ver: Los Food Trucks coparon la Plaza de los Españoles). Hasta el tornado de 2012 conservaba una añeja arboleda que databa de la época de su creación. Actualmente, los ejemplares sobrevivientes comparten la plaza con árboles más jóvenes y un sector no se volvió a arbolar ya que se utiliza para ejercicios y oficia de potrero. En su centro, el patio andaluz se utiliza como escenario y pista en clases de zumba y es común encontrar vecinos runners o deportistas ejercitándose sobre su pasto y el entorno. Además cuenta con un destacamento policial y un cajero automático del Banco Provincia.
Sin aviones como en su origen pero rodeada de familias, como siempre, la Plaza de Los Españoles sumó siete décadas de historias, amores, risas y amistades en el corazón de Castelar.
Leandro Fernández Vivas
Periodista
Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.