“Los Caballeros de la Quema sumamos voz al folklore urbano”
Por: Gabriela Sánchez.“Todos nosotros tuvimos la dicha de haberlos visto esa noche. A mí en particular, y después charlando con mis compañeros de Caballeros, que en ese momento si nos conocíamos era de vista pero no fuimos juntos, fue como un antes y un después. A mí me cayeron todas las fichas del rock juntas, esa misma noche. Yo los conocía, tenía las grabaciones, algún cassette pirata que andaba dando vueltas, pero en vivo pasaba otra cosa. El lugar estaba vacío y ellos, ni un gesto de desazón, nada. Tocaban ¡a un volumen! Yo entendí ahí el concepto de presión sonora. No daba tregua, era como varias locomotoras acelerando juntas. Aparte era un show que podías ver frente al escenario pero también acostado en el parquet, ir a la planta alta y verlos desde arriba, desde atrás, de dónde quisieras porque había una persona cada 10 metros. ¡Y la concentración de los tipos!, cada cual haciendo su laburo, la cosmovisión musical que tenían, el estado, lo organizados que eran, la creatividad… y ¡Luca!. Dio un show compenetradísimo en lo suyo para nadie, para pibes. A mí me dejó un gran aprendizaje, me hizo entender cosas que no encontraba ni en el Conservatorio, ni en las Academias, ni en los discos, ni en los shows que había visto hasta ese momento. La cosa esencial, de raíz: darlo todo aunque no haya nadie o si hay alguien, porque no sabes quién es el que está viendo. No se puede hacer a medias, tenés que darlo todo aunque no haya salido como uno pretendía”.
En ese mismo colegio conoció a Iván Noble cuando tocaban en distintas bandas. Años más tarde, estudiando Sociología en la UBA, a los 20 años, fundaron El Aleph, grupo de rock sinfónico. “Fue la semilla, el primer intento que hicimos unos dos, tres años antes de “Los Caballeros del Quema”. Iván primero fue baterista para luego convertirse en cantante y frontman. Y en abril de 1990 dieron su primer show en American Bar de Ramos Mejía. Por aquella época se juntaban en una casa vieja que alquilaban en la calle Alem, a dos cuadras de la estación de Morón, en “un barrio muy particular, zona medio prostibularia, de universitarios, la Policía Federal a la vuelta, era una zona, un barrio, los bares… a alguno le hemos dedicado una canción, que se llamaba Lo de Garú, estuvimos varios años ahí”. El lugar también funcionaba como centro cultural donde ofrecían clases de canto, mimo, teatro y fiestas. Todo para pagar el alquiler. En una de esas fiestas tocaron Los Caballeros y Los Piojos en una misma noche. Después, se mudaron a un ph “al fondo, también muy viejo, todo viniéndose abajo” del otro lado de Morón, en la calle Pellegrini donde armaron una sala más grande, que es la que aparece en el video del tema Carlito, de su primer material Manos vacías.
"Ver una banda tocando una canción que conocés te lleva a un lugar adentro tuyo que no es el del momento actual y eso solo ya es magia"
En diciembre de 2001 y con seis discos editados, la banda llega a su fin. 15 años después se volverían a juntar en el Estadio Único de La Plata y la emoción del público seguiría intacta. “Fue muy raro tocar y que en cada canción que empezaba había miles de personas llorando, literal. Yo decía `esta gente seguro estuvo toda la tarde dándose manija en la casa y en el viaje a La Plata con los temas, pero ¿Qué pasa cuando estos seis chabones se juntan y tocan estas canciones?, ¿Por qué el hecho del vivo y el músico de carne y hueso provoca esto?’ Me hizo replantear qué lugar ocupa lo emocional en la música porque uno siempre está pensando si toqué bien, si el sonido, si es la guitarra correcta, si desafiné. El factor emocional se me puso por encima, arriba de la técnica, arriba de todo lo demás. Es como que ver una banda tocando una canción que conocés te lleva a un lugar adentro tuyo que no es el del momento actual y eso solo ya es magia. Algo pasa, y para mí es la magia de la música”. Luego de este breve regreso se sucedieron en el tiempo otros recitales. En el show que dieron en el Malvinas Argentinas en 2019 comenzó a tomar forma esta dinámica de juntadas intermitentes. “Ese día, nos bajamos tan felices y contentos que dijimos: ‘Cuando surja algo nos hablamos. Y bueno, estamos así, cuando surgen cosas nos hablamos y si nos gusta y hay consenso lo hacemos y cuando no, cada cual sigue abocado a su proyecto”.Que después de tanto tiempo conserven un público que acompaña cada propuesta de la banda no deja de sorprenderlos. Pero, aún más, que haya nuevas generaciones, de hijos y sobrinos, que en la actualidad escuchen Los Caballeros. “¿Por qué alguien de 20 años escucha Caballeros de la Quema? ¿Cuál es la razón? ¿Por qué no escucha Duki? O también, pero hay algo que quedó en el folklore. Yo creo que nosotros como tantos otros en algún momento tocamos una fibra de la sociedad. Tocaste una nota que le resonó a mucha gente, dijiste las cosas de una manera, ocupaste un espacio en un momento político, social, histórico. Una vez un pibe, fana de la banda, me explicó que cuando él conoció a Caballeros dejó de sentirse tan solo. Nunca escuché una mejor explicación que esa. Él sintió que le estábamos poniendo voz y música a lo que sentían miles de pibes en ese momento y que después no sólo no se sintió solo, porque nosotros le hiciéramos compañía, sino porque sintió que era parte de una generación. Cuando fue a los shows se dio cuenta que esa generación estaba ahí, eran pibes con sus mismas incertidumbres y sus mismos miedos sociales de un conurbano muy castigado, zonas donde todo es muy difícil. Como otros proyectos, otras bandas, otros solistas, creo que sumamos nuestra voz al folklore urbano en un tiempo que para novedad nuestra, o mía, perdura”.
"Una vez un pibe, fana de la banda, me explicó que cuando él conoció a Caballeros dejó de sentirse tan solo"
Post Caballeros, Iván Noble desarrolló su carrera solista mientras que el resto de los integrantes salieron a tocar como Vale 4, para luego armar nuevos proyectos como Sendero (Méndez), No Tengo (Guerra – Cavo), Los Vidrios (Cavo) e Infradisco (Castillo). Y en 2020, Los Q: “Somos como una Sub marca que nos pusimos, Los Q, que somos los cuatro músicos: las dos guitarras -Martín Méndez y Pablo Guerra-, bajo –Patricio Castillo- y batería –Javier Cavo-. También hemos cantado en bandas, tanto Pablo como yo, así que nos hicimos cargo a nuestra manera de las voces del proyecto”, explica Méndez a un año del “Ensayo Abierto” en Hudba, que sirvió de motor y del que recuerda: “Teníamos permiso para equivocarnos y parar canciones por la mitad. Ese día hubo mucha complicidad con la gente cuando tocamos temas de Caballeros. Nosotros ya veníamos tocando medio parafraseando algunas cosas inéditas, tratando de darle forma un poco a cosas nuevas, sin saber bien del todo para qué. Ahora fue la excusa de los 25 años del disco. El proyecto también es como nuestra adaptación a los momentos que corren. Porque shows con Caballeros con mucha gente ahora es imposible, hay que buscar cómo llevar la cosa a lo más micro posible, pero que los músicos podamos trabajar y la gente, que creo que se muere de ganas, pueda ir a un lugar a ver una banda”."Para la gente va a ser una experiencia como mirar a la banda con lupa"
El disco Perros, perros y perros fue editado en 1996 y es el cuarto disco de la banda oriunda de Morón. No chamuyes, Celofán y Hasta estallar fueron algunos de los temas que incluía. “Para nosotros fue un disco distinto porque lo grabamos en vivo los cuatro. Ir a vernos hoy es como ver la parte más cruda de cómo fue, cómo suena Perros o cómo lo tocaríamos ahora. Algunos temas fueron difíciles porque hace tres décadas que no los tocamos. Las letras y los riff, las partes y eso, pero otros sí y los que no, en algún momento la mano empieza a ir a donde alguna vez fue. Hay una memoria ahí grabada en algún cajón del sótano, pero ensayando se llega. Fue medio sorprendente con algunas canciones que pensábamos que no íbamos a poder hacer y nos gustó tanto así, que en algunas cantamos con Pablo, algunas seguramente tendremos a algún invitado y alguna va ir instrumental porque cobra un vuelo que nos encantó. Para la gente va a ser una experiencia como mirar a la banda con lupa. No es lo mismo tocando once personas como solemos hacer que tocando como cuarteto. Algunas canciones que ya tenía de la época de Caballeros, las tocamos un poco con Vale 4, después las tocamos con Sendero y ahora las vamos a rescatar también. Lo mismo con alguna canción de Pablo y Pato. Hay como unas gotitas de todo lo que pasó en estas décadas”.El 16, 17 y 18 de abril se presentan en Hudba, el estudio de grabación, sala de ensayo y multiespacio de Ituzaingó, ubicado en Francisco Moreno 850 de Villa Udaondo. “Inicialmente habíamos pensado tocar la primera noche el disco de Perros y la segunda hacer un mezclado de algunos otros temas de otros discos, algunos de Perros también, algunos covers, algunos temas medios perdidos, inéditos. Queremos darle una cosa más de hits lado b. La gente se interesó mucho en esta segunda fecha, pero más en la de Perros. Eso nos llevó a que el domingo la repitiéramos y también llevar este show a Entre Ríos, Santa Elena y a la ciudad de Paraná”, finalizó Martín Méndez.
Gabriela Sánchez
Periodista
Gabriela Sánchez es Periodista, egresada de TEA, especialista en cultura y rock. Se capacitó con profesionales roqueros como Alfredo Rosso y Sergio Marchi. Es vecina de Castelar con amplia experiencia en medios de la región y Colaboradora de Castelar Digital.