La Escuela 7 cumplió 125 años
¿Cómo llegó al colegio?
Cuando llegué a Castelar, fui a vivir a la calle Pehuajó, donde hoy todavía vivo. Mi vecino Miguel Font, era presidente de la cooperadora de la Escuela 7. Yo tenía mis niñas chiquitas que iban al jardín del Sofía Barat, porque no había jardines acá. Mi vecino sabía que yo era mecánico y que tenía máquinas de soldar. Una tarde me dice –turco, para usted tengo un trabajo fácil y que usted lo sabe hacer bien-. Se necesitaba una persona que fuera a soldar los laterales del gimnasio de la Escuela 7, porque ellos ya habían puesto el techo. Mi vecino había ofrecido su casa en garantía, junto con la propiedad de la secretaria de la escuela, por la compra del techo, y los laterales quedaban todos abiertos, por eso había que cerrarlos. Y bueno, vine con la maquina soldadora y ahí me encuentro con una serie de personas de la cooperadora que estaban armando las cosas, estaba lleno de fierros. Había que subir a 7 metros a soldar, y yo tenía vértigo –se ríe -pero bueno, con coraje me subí y me puse a soldar los laterales. Abajo era fácil soldar los cuadros, después subirlos, encastrarlos, cada uno con su medida para que sigan la curvatura. También había que colgar los paravientos, que eran tipo balancín, con una cadena se tiraba y se abrían.
Desde entonces sigo con la escuela.
La cooperadora ya existía cuando yo llegué, era toda gente de la cooperadora con la que me relacioné para la tarea del gimnasio, y venían a trabajar los sábados y domingos para terminar la tarea.
En el año 76 viene una directora, durante el gobierno militar, que era muy afín a la situación esa. Y como la cooperadora estaba compuesta por gente muy abierta andaban peleando y discutiendo. Se hizo la asamblea, y todos se negaron a seguir en su actividad, hubo que armar una nueva comisión para la cooperadora.
Se eligieron los miembros y los puestos. Nos reunimos con la directora quien ya proponía un presidente, cosa que nosotros rechazábamos porque nos parecía que era muy afín a ella y a los tiempos que se vivían. Y bueno, por votación se eligió al ingeniero Edgardo Tibaudin y a mí me pusieron de vicepresidente. Ahí comenzó mi vida en la cooperadora de la escuela, que siempre tuve como pasión. Yo había cursado hasta quinto grado nada mas, no había tenido muchas posibilidades y había hecho todos mis estudios, adquirido mis conocimientos a través de las bibliotecas. Y bueno, acá estoy, haciendo parte de lo que es mi filosofía de vida. Mi esposa me acompaña. No es parte de la cooperadora, pero hace 2 meses hizo un locro para 150 personas acá.
Si tuviera que enviarle un mensaje a la comunidad de Castelar, sobre lo que necesita la escuela, ¿qué sería?
Que el estado se acuerde de la escuela pública y no tenga que depender exclusivamente de la cooperadora, que se acuerden de Sarmiento, y todos aquellos que pelearon por tener una escuela igualitaria, una escuela pública con todos los conocimientos, no una escuela que divida a la sociedad en dos clases, los que van a la escuela privada y los que van a la escuela pública.
Es el turno de Ximena Russo, de contarnos su historia, que comienza como alumna, recorriendo patios y aulas que se percibían interminables e imponentes de la mano de maestras como Emma Giaccone, para luego volver a recorrerlos, años más tarde, esta vez siendo ella la maestra que acompaña a los alumnos.
Contanos cómo es tu relación con la Escuela 7
“Yo era alumna, hice la primaria acá, desde el año 80 hasta el 85. Después volví en el 2002, como maestra de grado y desde este año estoy como vicedirectora. Fui maestra 9 años y alumna 5. Soy mamá, mis tres hijos vienen acá y fui parte de la cooperadora; es una relación particular porque fuera del cargo que pueda ocupar en cada momento uno tiene su corazón con su ex escuela. Conoce más de la historia por haberla vivido o por haberla estudiado como alumna que como maestra. Es una escuela que trabaja un montón, que tiene un grupo muy trabajador de docentes, el equipo es especial. Para mi volver fue muy particular porque yo volví como docente y me encontré con mi maestra de 4º que estaba en cargo directivo, era la vicedirectora, la señora Emma Giaccone, entonces ya entras con otra relación, siempre como parte de una casa. La actual directora, Marisa, es una señora muy especial también, junto con la secretaria Graciela están, como amigas, como sea, para lo que necesites, a la hora que sea. La directora está ahora de licencia pero llama periódicamente para colaborar, para asesorarte. Se arma un equipo de trabajo donde no hay solo un trabajo, sino que se transforma en parte de tu vida. No termina a las 5, esto sigue. Muchas maestras fueron alumnas o tienen sus hijos en la escuela. Entonces siempre hay un vinculo fuera del horario laboral.”
Ximena también nos cuenta un poco sobre la historia de la Escuela 7, cuya ubicación fue muy variada, pasando por un terreno en lado sur, la casa de los Ayerza, hasta que le dieron el terreno donde ahora se encuentra el Club Argentino. En ese lugar estuvo un par de años y luego paso a ubicarse definitivamente en donde hoy podemos encontrarla.
Este mes la Escuela 7 festeja sus 125 años, para lo cual se realizó una misa, un acto académico con muestras, una entrega de medallas, algunas placas, actuaciones de los chicos y un lunch para las autoridades.
Dentro de la larga lista de docentes que han trabajado en esta escuela, podemos nombrar algunos que han tenido una larga trayectoria, como Graciela Ramírez, “ha tenido gente en primer grado que eran hijos y nietos de alumnos, ha pasado por tres generaciones”, Marisa Ulloa, la directora, Adela Alonso, Emma Giaccone, Marcela Ponsi, Marcela Beltrán, Ofelia Soleti. “Como personalidad que te puedo nombrar, tenes a la casera, que esta acá hace mas de 30 años, Mari; es auxiliar en el turno noche”. También tenemos a Marta, a Graciela Vilches.
Los alumnos de la escuela han sido premiados en numerosas ocasiones tanto en áreas de deporte como el ajedrez, así también como en literatura, escribiendo poesía y cuentos.
¿Qué se ha logrado a través de los años con la cooperadora?
“La cooperadora está desde 1939, es histórica. La estructura de la escuela se mantiene gracias a la cooperadora, la ampliación para poder tener la ESB, la división en aulas, la sala de cómputos, que no está funcionando porque no podemos conseguir un profesor, pero que tiene más de 20 máquinas”.
¿Qué necesita la institución?
“Primero, en la estructura escuela, arreglo para los baños principalmente, sería ideal poder solventar un docente para esa sala de cómputos con tantas máquinas nuevas, y conseguir realizar arreglos varios desde azulejos, paredes rajadas, cambios y cosas que parecen sencillas, pero todo suma; mobiliario, que se va rompiendo, un cañón proyector, estamos en la era digital y cada vez que necesitamos uno se lo pedimos a la inspectora o a algún papá que lo consiga”.
Si algún lector desea colaborar de alguna forma puede comunicarse con la escuela o la cooperadora sin ningún problema, ya que toda ayuda es recibida con los brazos abiertos.
Nos acercamos también a Marcela Beltrán, profesora de educación física que trabaja en la institución desde el año 82, para pedirle que nos cuente alguna anécdota.
“Hay tantos recuerdos, ahora seguro voy a mi casa y me acuerdo de mil, pero tengo presente de las salidas y paseos con los chicos que antes se hacían mucho, ahora por la misma situación económica no se puede hacer, salíamos permanentemente de paseo. Hemos ido a Patty, a Bimbo, al zoológico de Lujan, a Felfort, al zoológico de Capital también, la manzana de las luces, la casa de gobierno, hemos ido a muchos lugares. Era una escuela céntrica, tenía un buen nivel, ahora está como todo, las excursiones no se pudieron hacer más porque no podes pedir dinero ni para el micro para trasladar a los chicos”.
Marcela vino a vivir a Castelar desde Santa Fé en el 73, sus años en el colegio le permitieron tener a sus propios hijos y a la actual vice directora como alumnos.
“Los mejores años de mi vida fueron en esta escuela, pasé momentos lindos y feos también, como en todo, pero es una escuela hermosa, con gente muy linda”.
Por último nos acercamos a Graciela Ramírez, prosecretaria de la escuela, que también forma parte de la institución hace muchos años e incluso fue alumna, que nos cuenta:
“Anécdotas hay muchas, es muy grande la historia de la escuela, por ser que hace tantos años permanece en pie y como hace tantos años que estoy aquí tengo anécdotas muy variadas. Lo más lindo que queda en mi recuerdo son el cariño de los padres hacia la escuela, los alumnos trabajando todos juntos y la celebración de grandes acontecimientos como los 100 y los 125 años, a veces con lágrimas porque son parte de la vida, ¿no?. Hoy estamos en este cumpleaños de la escuela tratando de hacer las cosas lo mejor posible, y que ese encuentro en estos 125 años perdure para la posteridad y que cada uno de los alumnos que ingrese a la escuela tenga presente que debe ser continuador de la obra iniciada hace muchísimos años”.
Aprovechamos para agradecer a la escuela y a todos sus integrantes por haber sido tan amables de abrirnos sus puertas en esta ocasión especial y como cierre de esta nota les dejamos una frase, palabras de Ximena Russo, que expresan un poco lo que sienten los docentes que trabajan en esta institución.
“No lo siento como un trabajo, es un honor estar en la Escuela Nº7 Tomás Espora”
Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Agencia SIEN