Punto de encuentro y de reunión, escenario de carcajadas y hasta de primeros besos adolescentes, lugar de dulces sabores y llamativos colores, las heladerías no son un comercio común como cualquier otro, conllevan esfuerzo, dedicación, producción y recetas secretas que cada heladero conserva como tesoro.

El oeste del conurbano supo tener siempre muy buenas heladerías. Desde las desaparecidas Jamaica, aquella de Sarmiento y Santa Rosa, o las Massera, del centro de Castelar, como también ochentosas Tucán o incluso, aún en pie, la histórica Flores de Haedo o la extrañada Bariloche de Arias y Santa Rosa, siempre el helado en la zona fue del mejor.

Castelar Digital llevó adelante un relevamiento entre aquellas heladerías icónicas de Castelar, Morón e Ituzaingó que destacan entre las demás por la calidad de sus productos, por la apuesta hacia insumos de primera y por ser las elegidas por los vecinos. Un informe especial con americana, chocolate suizo, dulce de leche granizado, crema del cielo y sambayón. Conocé a continuación las mejores heladerías del oeste:


Latto handmade ice cream (Santa Rosa 1937, Castelar)



Con apenas dos meses de historia es una propuesta premium sin igual en el oeste, con sabores y presentaciones especiales. La familia Angella lleva adelante Latto y Gonzalo, quien comanda el equipo junto con su hermana Wanda, estudió durante dos años con el prestigioso Stefan Ditzen para tener la receta ideal. “No somos una heladería tradicional. Vendemos cada sabor en su pote, así no se mezclan los sabores. Cada sabor es tan particular que tiene que disfrutarse solo, sin mezclarse con otro”, señaló Gonzalo ante las consultas de Castelar Digital.

“Apuntamos al público joven. Y nuestro producto estrella son los Lattones, son bombones helados muy gourmet”, completó. A diferencia de otras heladerías no vende por kilo, sino que cada sabor viene en presentaciones de 250 y 500 centímetros cúbicos a $250 y $450 respectivamente en precio lanzamiento. Un detalle no menor, todos sus sabores son libres de gluten directamente desde la receta.

El sabor ineludible de Latto es el Banana Gondolera. Se trata de un gusto único creado por la familia Angella nacido de un postre familiar ahora transformado en helado. La preparación es un secreto pero se puede adelantar que tiene banana asada con azúcar mascabo, toques de whisky y con praliné de nuez, avellana y caramelo debajo.


Kaiken Helados (Soler 452, Ituzaingó)



En el centro de Ituzaingó, a sólo una cuadra y media de la plaza 20 de Febrero se encuentra una heladería histórica. Con 40 años de trayectoria, Kaiken está entre las más recordadas de la ciudad. En sus mesas se iniciaron miles de parejas y los chicos de las escuelas y colegios cercanos la conocieron como clientes y en excursiones donde aprendieron todo el proceso de elaboración. Nació en 1980 por iniciativa de Osmar y Titi que dejaron su Cardales natal para instalarse en Ituzaingó. Hoy continúan su negocio sus nietos: “Nuestro helado es 100% artesanal, se hace en el mismo lugar donde se vende. Y cumplimos con el ideal del helado, porque se madura durante 12 horas antes de llegar al cliente. Primero se pausteriza y después se lleva a la maduradora donde se incrementan los sabores y la textura”, explicó Agustina Jordá.

“Si venís a la heladería entre la 1 y las 5 de la tarde vas a sentir los olores de la fabricación, lo que caracteriza a cada sabor pero mientras hacemos el helado”, completó la vecina.

El kilo está $750 y el sabor destacado es el Vainilla Kaiken que se basa en crema de vainilla con dulce de leche y almendras garrapiñadas. También en el podio está el Choco Rock que es chocolate con dulce de leche y pequeños cucuruchos bañados en chocolate. Otro producto ineludible son los bombones de degustación que se ofrecen de a seis unidades. “Tenemos 40 años de trayectoria, conocemos distintas generaciones de clientes y las familias vienen a sacarse fotos al local para contar dónde se conocieron”, finalizó Agustina.


Grido Helados (Almafuerte 2627 y Santa Rosa 943, Castelar)



Sobre la tradicional calle Almafuerte, en la vereda de enfrente de la Sociedad fomento de Castelar y la Iglesia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, se instaló en noviembre de 2015 la conocida heladería Grido. Alejandro Zacagnino le estampó su impronta a la franquicia que se encuentra en todo el país. Helado rico, económico y con una variada oferta de sabores y otros productos, con la diferencia de una buena atención y un vínculo empático con sus clientes. “La diferencia la ponemos nosotros más allá de que a veces la marca te ayuda en la visualización. Desde que empezamos con la primera heladería, el pilar fundamental es el servicio, la atención al cliente, la experiencia del cliente”, señaló Alejandro. Luego del éxito del primer local, en marzo de 2019 se hicieron cargo del comercio de Santa Rosa que había abierto sus puertas en 2012.

“Nos focalizamos en que el cliente siempre se sienta bien, conforme y quiera volver. Durante el aislamiento, en el inicio de la pandemia, estábamos todos encerrados entonces la forma de llegar al cliente fue enviarle mensajes con el pedido. Algunos lo subían a las redes, otros nos respondían por WhatsApp. Es importante la empatía con el otro, más allá de que seamos un comercio, todos somos personas. Con los clientes somos amigos, somos vecinos, formamos todos parte de la misma comunidad”, completó.

El producto estrella es el bombón escocés, aunque también salen mucho los palitos ya sean de crema, bombon helado o de frutas. El kilo de helado está $450 pero nombrando a Castelar Digital está $400. Además se ofrecen comidas congeladas que pueden ser pizzas, empanadas, espaguetis, lasaña, hamburguesas y pechuguitas de pollo.


Cocoa’s (Avellaneda 1017, Castelar)



Hasta bien entrada la madrugada José Luis Fernádez sigue brindando sus sabores a los vecinos de Castelar como desde el primer día, en 1987, hace ya 33 años. Cocoa´s es una de las heladerías clásicas de Castelar, su nombre remite a sus orígenes en la que la mayoría de los sabores eran chocolatosos (Cocoa es el nombre dado a la mezcla de cacao con azúcar) y desde sus inicios siempre destacó por su buena calidad. El primer local estuvo ubicado en la calle Mercedes pero desde principios de este siglo están en Avellaneda.

La pionera fue Beatriz Mediña, esposa de José Luís, y toda la familia siguió sus fórmulas y recetas. “Lo que hace que Cocoa´s perdure es su calidad. Sólo cambiamos la calidad para mejorarla”, explicó María Sol Fernández, hija de ambos. “Nos especializamos en los chocolates. Tenemos desde almendrado, tortas, paletas, alfajores todo hecho por nosotros. Lo que más sale es el dulce de leche granizado, el chocolate Rocher, el chocolate con almendras, la banana Cocoa’s, la tramontana, los dulcedelches”, destacó la vecina.

Atendido por sus dueños, es la heladería que más tarde baja sus persianas en Castelar quedándose los fines de semana hasta las 1 am o incluso más si los clientes siguen entrando. El kilo está $600 y tiene una variada oferta de presentaciones: “Al vecino le gustan los sabores más empalagosos como el dulce de leche con dulce de leche, crema Oreo o el chocolate escocés que tiene dulce de leche y rhum”, completó Sol.


Bayona (Almirante Brown 742, Morón)



Con varias décadas de experiencia en el rubro pero en la zona sur del conurbano, en 2018 Bayona se instaló en el corazón del oeste. Ubicada sobre Almirante Brown a poco más de una cuadra de la Municipalidad y Plaza San Martín, convive con el centro de Morón pero oficia de escape para los vecinos que buscan minimizar del ruido y la multitud. “Ese es nuestro objetivo, queremos ser un refugio en pleno centro, que puedan tomar un helado o un café, descansar del verano o del frio, hacer un corte en plena ciudad”, explicó Nicolás López Franco.

“Nuestro diferencial es el verdadero sabor del helado. No escatimamos gastos en materias primas importadas ni andamos con rodeos, tratamos siempre de cuidar la calidad, el servicio, que la gente no se sienta que está en una heladería estándar de barrio, sino que lo invita a pasar el rato, disfrutar y divertirse”, completó. Los sabores tradicionales tienen siempre algún detalle que los destaca, en Bayona el Sambayón es distinto, “es un sabor clásico pero es difícil y no todas las heladerías lo hacen bien. Realmente destaca por sobremanera”, señaló el vecino.

El kilo de helado está $790 pero el pedido infaltable es el de las Bayoletas. Se trata de paletas pero realizadas con el mismo helado que se puede comprar en el local o por delivery pero transformado en paleta, mucho más práctico, cómodo y divertido.


San Remo (Timbúes 819 y Revoredo 1055, Castelar)



Clásico ineludible del centro de Castelar. Vecina de Tarzán, del túnel de la estación y con la peatonal como escenario, Heladería San Remo vio crecer al pueblo y transformarse en ciudad. Nacida en 1966 fue de las primeras en la zona y hoy está pronta a abrir su tercera sucursal. “La empezó mi mamá, mi tía y mi tío y ahora la seguimos nosotros”, explicó a Castelar Digital Ana Carolina Moio.

Calidad, servicio y trayectoria condensados dentro de un cucurucho: “nuestro fuerte son los sabores, dulce de leche granizado, chocolate con almendra y, según la época, los frutales que se hacen con frutas de estación. Cuando es época de durazno hacemos helado de durazno, los hacemos sin conservantes, ni colorantes, ni aditivos”, completó.

El kilo de helado está $700 y es un clásico de los fines de semana, pero también ofrece otras de sus especialidades: el cono doble con bochas grandes que logra satisfacer al más goloso. San Remo cuenta con su propio call center que deriva los pedidos a la sucursal más cercana para minimizar el tiempo de espera del cliente. Además, en las próximas semanas estará inaugurando otra sucursal en Santa Rosa y Giménez que hará foco también en el servicio de cafetería.


Sabores, colores, frutas, chocolates y dulces de leche, las heladerías están directamente vinculadas a la alegría, al placer y el disfrute. Al recordar los momentos, los amigos y las risas en las mesas de las heladerías, los cucuruchos son parte de las anécdotas, de las aventuras y los amores. Las heladerías también conforman la historia común de la comunidad del oeste y con este repaso Castelar Digital busca homenajear a aquellos vecinos que con una paleta y conservando el frio acompañan desde hace años a los vecinos con estos especiales postres dulces.