El silencio de la ruta y el viento, el girar interminable de las ruedas al ritmo de la respiración. Destino incierto pero asegurado, paisaje hacia todos lados y los pedales, como pazos, acompañando el andar. Andrés Tanquía es viajero, fotógrafo y tiene una forma especial de ver el mundo y conocerlo. Comenzó su derrotero a los 19 años de edad y al poco tiempo se subió a la bicicleta y no se bajó nunca más. A la experiencia por el norte argentino, a dedo y con la mochila en la espalda, la transformó en bicicleta, alforja y cámara de fotos con destino a Brasil. Su experiencia se condensa en Traveland-e, un perfil de redes sociales que muestra un poco de lo aprendido y de las instantáneas que capturó, pero su relato cuenta más de lo aprendido de la cultura y forma de vida de cada región.

“Viajar tiene que ver con descubrir, con ver y aprender. Con desarrollar la curiosidad. La fotografía nació como hobby, para guardar algún tipo de recuerdo pero fue ganando protagonismo y hoy es una manera de comunicar”, explicó ante las consultas de Gabriel Colonna quien condujo la edición del jueves pasado de #CASTELARenVivo, el ciclo de entrevistas que realiza Castelar Digital todos los jueves a las 22 en su cuenta de Instagram.

En 2012 sus ganas de viajar encontraron una excusa resuelta con una idea que le cambiaría la vida. “surgió la posibilidad de ir a un evento en Brasil. En vez de pagar yo un avión con el mismo dinero compraba la bicicleta, conseguía las alforjas, me iba con tres meses antes a conocer Brasil”. Aquel viaje iniciático de alguna manera nunca terminó, porque más allá de intervalos en los que residió en Buenos Aires y alrededores para ver a su familia, siempre estuvo de viaje. Así recorrió el interior de Uruguay, en pueblos y parajes con menos de 200 habitantes. Así también recorrió distintas regiones de Argentina, sin una ciudad como destino de su periplo, sino una zona en donde buscó entrar en contacto con las familias, lo habitantes rurales de cada lugar. Empero, la bicicleta fue más que sólo el medio de transporte, fue el viaje en sí mismo: “Para mi el ritmo de viaje, de un viaje en bicicleta, es la misma sensación que andar en bicicleta pero extendido en el tiempo. No es necesario viajar todos los días, pedalear todos los días. No es necesario esquematizarlo como solemos estar acostumbrados quienes vivimos en la ciudad. Hay un montón de factores que pueden modificarse si uno se lo permite. El tiempo del viaje en bicicleta es hermoso, armónico, suave, está acompañado de un montón de condimentos muy bonitos. Si uno se presta puede ser algo sumamente interesante para la vida de cualquiera. Cualquiera que se haya subido a una bicicleta puede proyectar esta idea del viaje sostenido”, remarcó el vecino.

“Mi forma de encarar el viaje es totalmente vivencial y dedicado a eso. No hago ningún desafío deportivo, no quiero demostrarle nada a nadie, no estoy compitiendo con nadie. Viajar es algo que me alimenta, me instruye, me forma como persona y me permite brindar  tiempo a los demás, mi capacidad de trabajo, mi voluntad de hacer. Recorrí el oeste pampeano, el sudeste mendocino… establezco una zona y voy conociendo familia por familia, la población rural, para ir conociendo la cultura, sus formas de vida, las condiciones a las que están sometidos. También el norte argentino, Tucumán, Salta, Jujuy, también en el campo, siempre hubo una direccionalidad de aprender”, completó Tanquia.

La entrevista completa, como también los #CASTELARenVivo anteriores, se pueden ver en el Instagram TV de Castelar Digital o en el Canal de Youtube de este medio.