Yo de Lucas Perata
Por: Lucas Perata .Decidí que lo mejor sería seguirme, comprobar que era solo un espejismo que mi imaginación, a pesar mío, alimentaba con dulces balas. Se paró, me paré, se sacó un auricular para oír mejor y tocó el timbre. Bajé detrás de él, un viento helado me abrazó. Desconocía el lugar, me pareció que la calle era Juncal esquina Boatti, de todas maneras es inútil precisar.
Aguardé los segundos necesarios para que caminar detrás de él no levantara sospechas ni despertara mi paranoia. Los árboles a nuestro alrededor bailaban a un ritmo irregular, el pobre viento no podía mantener el tempo. Las casas con algunas luces encendidas y vacías por dentro, como si dos mundos hubiesen colisionado exactamente en el momento en que me subí al bondi: yo como turista, él como nativo.
No se sacó los auriculares en todo el camino a lo que supongo su hogar. Fue fácil seguirme, debe ser fácil seguirme ahora también seguro, me pregunto si alguien lo estará haciendo. Siempre fui de ignorar el entorno y perderme en mí.
Ya solo quedaban pequeñas filtraciones de la existencia de un sol en un cielo dominado por la luna, las estrellas asomaban tímidamente, la noche se abría paso inundándolo todo de un azul intenso como la tinta de una birome nueva.
Paramos.
Entré en una casa baja, reja negra, frente de ladrillos a la vista, un océano de baldosas mal puestas. Me quedé mirándome un buen rato. Cerré la puerta con llave. No pensé que llegaría tan lejos sin despertarme. Decidí que lo mejor sería dormirme y esperar a que la familia abandonara la casa en la mañana.
Nos dormimos.
Pasé la noche temblando por el viento helado, el rocío me humedeció las sabanas. Sonó el despertador. El sol asomaba deseoso de recuperar lo que algún día le perteneció.
Todos salían, papá, mamá, menos yo, al parecer había asueto escolar. Tenía que hacer algo, no podía quedarme dormitando.
Salté la reja, trató de abrir la puerta, golpeé lo más fuerte que pude. Hubo un instante de silencio donde se sintió que la Tierra respiraba y de alguna manera las piezas volvían a su lugar. Unos pasos arrastrados, unos pasos que golpean las baldosas flojas. La puta madre murmuré. La puta madre murmuró. Abrió la puerta. Abrí la puerta. Me vi. Lo vi. Nos vimos.
Lee "Sobre La Guerra del Arte y la vida no vivida", la reseña de Lucas Perata sobre La Guerra Del Arte: Rompe Las Barreras y Vence Tus Batallas Creativas Internas de Steven Pressfield.
Lucas Perata
Estudiante de Letras
Lucas es estudiante del Profesorado de Letras en la Universidad de Buenos Aires. En la actualidad se desarrolla como profesor particular y escritor tanto de ficción como de no-ficción. Además, es columnista de Castelar Digital.