Morón se llamó 6 de Septiembre y celebró un golpe de estado
Corría el año 1930 y el mundo entero sentía el cimbronazo de la mayor crisis económica conocida por el capitalismo hasta el momento, disparada un año antes. El crack bursátil de octubre del 29 en Estados Unidos generó problemas económicos y políticos en casi todo el globo. La Gran Depresión no discriminó latitudes ni continentes. La Argentina no fue la excepción.
En 1928 había asumido su segunda presidencia Hipólito Yrigoyen, líder de la Unión Cívica Radical y reconocido caudillo político. Empero, para el 30 no contaba con la gobernabilidad que había sabido ostentar durante su primer mandato, apenas un puñado de años antes. Los números en rojo y la poca perspectiva de solución volcaron a grandes sectores de la sociedad y la milicia a buscar una solución drástica y, hoy mirado en la distancia y en desde otra conciencia histórica, llevaron adelante un acto repudiable. El 6 de septiembre de 1930 se concretó el primer golpe de estado exitoso de la historia democrática argentina.
El 6 de septiembre de 1930 un grupo de rebeldes conformado por militares que brindaban servicio en el Colegio Militar de la Nación y en la Base Aérea de El Palomar, junto con civiles armados, referentes políticos conservadores y socialistas y parte de la población, marcharon desde el conurbano hacia la Casa Rosada. Tras algunos enfrentamientos con la policía y reducidos grupos de tropas legalistas, llegaron a Plaza de Mayo y tomaron el poder. El presidente Yrigoyen fue trasladado a La Plata, donde se lo obligó a firmar su renuncia, y luego trasladado prisionero a la Isla Martín García. Asumió el poder en Balcarce 50 el General José Félix Uriburu dando inicio a una dictadura y gobierno de facto, que sería la primera de varias que se sucederían durante el Siglo XX en las que se incrementaría cada vez más la violencia, los delitos y las violaciones a los derechos humanos.
Tras el golpe parte de la sociedad aceptó y hasta celebró el cambio, al punto que algunos lugares decidieron conmemorar la fecha del acto y a sus protagonistas. Así fue como el Partido de Morón cambió de nombre. En octubre de 1932 el Congreso de la Provincia de Buenos Aires ordenó que se modifique la designación del partido por la de Seis de Septiembre en conmemoración a la fecha en que fue derrocado Yrigoyen.
Los hechos históricos que conforman la identidad de una sociedad deben preservarse para que su conocimiento esté al alcance de todos los habitantes. Tal es el objetivo del Instituto y Archivo Histórico de Morón que preserva todo el material documental sobre las decisiones que hicieron a Morón y su historia (Ver: Instituto y Archivo Histórico: cuidando la memoria de Morón). Además edita la Revista de Historia Bonaerense (Ver: Morón presentó la revista del Instituto y Archivo Histórico) y colabora en publicaciones y libros que dan cuenta del devenir del pueblo de Morón. Así, el cambio de nombre y el impacto de la nueva denominación forma parte de varias publicaciones que llevan la firma del Archivo de Morón y sus trabajadores. Castelar Digital quiere brindar su agradecimiento a Agustin Algaze, director del Instituto quien asesoró y brindó el material para esta nota.
El cambio de nombre no fue el único homenaje brindado por este partido del oeste sino que su sede administrativa se erigió con el mismo propósito. El Palacio Municipal de Morón se construyó en la década del 30, inaugurándose en diciembre de 1939 y en sus detalles también enaltece la fecha del 9 de Septiembre.
El libro ‘Morón, de los Orígenes al Bicentenario’, editado en 2010 narra el cambio de nombre:
“En 1932, de acuerdo a un proyecto presentado por el senador Dr. Saúl Obregón, el gobierno provincial cambió, con aprobación de la Legislatura, el nombre del Municipio. Se lo llamó Seis de Setiembre en homenaje al día del golpe militar que derrocara al presidente Hipólito Yrigoyen. La reacción popular fue inmediata, provocando un movimiento de resistencia, y organizándose una Comisión Popular de Vecinos para la restitución del nombre de Morón (…). Los diferentes sectores de la comunidad se movilizaron para que el nombre fuera restituido. Eusebio Giménez, distinguido vecino del Partido, que había sido Comisionado Municipal a fines del siglo XIX, pronunció una conferencia sobre este tema en el Teatro Italia Una, el 10 de julio de 1932, auspiciada por la Comisión Pro Mantenimiento del nombre de Morón. Expresó, en primer lugar: ‘el nombre nace hace más de tres siglos sin que nadie se halla atrevido a cambiarlo‘. Luego argumentaba que la batalla de Caseros, que había significado ‘el derrumbe del despotismo y la organización nacional‘, había tenido lugar en el Partido ‘ Sin embargo no se le cambió el nombre a Morón, por el del vencedor o la fecha de la batalla, ni por ningún otro, porque él pertenecía a la historia y debe ser respetado’. La estación ferroviaria mantuvo la denominación, no así el Partido que recién 14 años después, en 1946, en la gestión del intendente justicialista Cesar Albistur Víllegas, dejó de ser Seis de Setiembre para volver a llamarse Morón”.
Transcurrieron casi 86 años desde el primer día en que Morón se llamó 6 de septiembre. No obstante, aún se conservan y se aprecian en las calles de Castelar, las chapas nomencladoras de calles con el rótulo de 6 de Septiembre. Se trata de carteles de metal enlozado en azul con letras blancas que bajo el nombre de la calle indican, en tipografía más pequeña, el nombre asignado al partido por aquellos años.
Pero no solo aquellos carteles en las esquinas recuerdan al nombre, únicas piezas históricas que aún se conservan en pocas esquinas, también el Palacio Municipal remite en muchos de sus detalles decorativos y artísticos a la fecha del golpe del 30.
La Revista de Historia Bonaerense en su edición número 46 dedica un artículo al artista Atilio Boveri quien realizó cristales grabados para el flamante palacio municipal de la década del 30 y narra la construcción del edificio de la siguiente manera:
“En cuanto a la realización del Palacio, sabemos que el Municipio se acogió a los beneficios de la ley provincial 4017 de 1928 que facultaba a la administración provincial otorgar créditos mediante la emisión de ‘bonos de obras públicas municipales‘, con mecanismos de ejecución descentralizada y autonomía de los municipios para elegir sus profesionales. En 1937 se formalizó una solicitud por $2.180.000 para diversas obras públicas, de los cuales $945.000 se dedicarían al Palacio y $45.000 para la remodelación de la plaza Lib. Gral. San Martín (en ese momento Plaza Alsina), es decir, un 45% del total. Las tareas de expropiación, demolición y construcción comenzaron a fines de 1937, estando la obra a cargo del arquitecto Jorge Bunge y de la empresa del ingeniero José Scarpinelli. El Palacio estaba terminado a mediados de 1939, pero las tareas de embellecimiento, amoblado y la remodelación de la plaza contigua al Palacio continuaron hasta comienzos de 1940”.
En épocas de casas bajas, a pesar de ser el centro de Morón, el Palacio Municipal se erigió como una estructura imponente. Según la información publicada por el Instituto y Archivo Histórico de Morón en su web (historiamoron.wordpress.com) “la construcción del actual edificio municipal de Morón se inscribe dentro de la imponente política de obras públicas que implemento el gobernador Manuel Fresco en la década de 1930 y que incluyó una amplia infraestructura vial y numerosas construcciones en el área de educación, salud y vivienda. A nivel arquitectónico estas obras se destacaron por una estética propia y definida caracterizada por la carencia de ornamentos y por buscar la sencillez y la difusión de la ideología hegemónica conservadora. Los edificios se destacan por su monumentalidad, por líneas duras y de esteticismo totalitario, predomina en ellos el estilo Art Decó, estilo que expresa la nueva cultura industrial. El Palacio Municipal de Morón se caracteriza por su monumentalidad y por la despojada sencillez de sus líneas. En palabras del intendente Rafael Amato, que ordenó su construcción con fondos provenientes de la provincia, era ‘de líneas severas y armoniosas’. La Magnitud del edificio buscaba impresionar e intimidar, a la vez que se mostraba como una superación del Morón anterior, ‘chato y antiguo. Junto a él debían quedar empequeñecidos el individuo y la arquitectura del entorno”.
Una multitud de vecinos se agolpó en las puertas del palacio para formar parte de su inauguración en diciembre de 1939. Todos los visitantes pudieron recorrer el nuevo edificio y sus instalaciones. Un grupo elegido de vecinos notables participó del brindis y el lunch. Desde aquellas obras poco se modificó la fachada y los detalles del palacio. Sólo en la década del 70 se le realizaron modificaciones pero al día de hoy se lo puede apreciar tal como se lo proyectó en la década del 30. El Palacio de 6 de Septiembre aún conserva los detalles que honraban a la fecha del golpe. Los ribetes artísticos en los pasamanos de las escaleras aún muestran un 6 y un 9 tal como se las apreció en 1939 y, mirando el edificio desde la Plaza San Martín, se pueden apreciar dos bajorrelieves realizados por el artista José Fioravanti que remiten a la revolución del 30. Sobre el ingreso al Honorable concejo Deliberante se aprecia una escena de muchedumbre que representa a la sociedad civil que acompañó a los militares golpistas, y sobre el acceso al Teatro Municipal se pueden ver la imagen de las tropas que marcharon hacia Plaza de Mayo para derrocar a Yrigoyen.
Apenas 14 años duró el nombre de 6 de Septiembre y en 1946 Morón volvió a llamarse como había sido creado. Un nuevo aniversario del golpe del 30 nos invita a mirar los detalles arquitectónicos y artísticos de Morón que habitualmente pasan desapercibidos pero que forman parte de la historia de nuestra comunidad.
Entrevista y redacción: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Archivo e Instituto Histórico de Morón