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Emprendedores
8 Jul 2018

Ituzaingó tiene su propia Torre Eiffel

La Torre Santa Rosa se asemeja a la parisina pero está en la calle Lavalleja. Es una de las primeras obras de una nueva República que habitará en el interior del vecino partido: "nuestro lema será Diversidad, Libertad y Fantasía", explicó Rubén íngel Díaz a Castelar Digital.
El partido de Ituzaingó cuenta desde hace unos días con una versión autóctona de la famosa Torre Eiffel. 129 años y más de doscientos metros de altura separan a la original de la del oeste del Conurbano, pero la más pequeña no tiene nada que envidiarle a la europea. Es obra del arquitecto Rubén Ángel Díaz, autor de la Taberna de Moes, la Bondi House y otras edificaciones temáticas en la zona.

La réplica se llama Torre Santa Rosa en honor al nombre original del pueblo de Ituzaingó que se fundó como Santa Rosa pero luego adoptó el nombre dado a la estación de ferrocarril. La ubicación tampoco es azarosa, la torre se encuentra en Lavalleja 40, a metros de la Avenida Santa Rosa que también lleva ese nombre en honor a la fundación del pueblo y a un comercio de la zona, una vieja pulpería de igual nombre.

La obra arquitectónica no es sólo un monumento peculiar en la zona, también tendrá fines comerciales porque en su interior cuenta con un café, pero cualquier emprendimiento que elija este local no puede modificar ni cambiar el estilo francés de la torre. Además, será el emblema de una nueva república ya que Díaz quiere ‘independizar’ una porción del partido vecino: “Van a estar los que dicen que es francesa, pero esta es argentina, la hizo un argentino”, explicó el vecino a Castelar Digital. “No es la Torre Eiffel, es la Torre Santa Rosa. Ituzaingó se llamó pueblo de Santa Rosa en 1872. Entonces la intención es que la Torre Santa Rosa sea la identificación de Ituzaingó”.

“El desafío fue muy grande porque es un lote pequeño, tenía el temor era que quedara muy apretado. Hicimos los render, vimos cómo iba a quedar y quedaba bien. Yo estaba convencido que mi expectativa la iba a cumplir… Después la gente dirá”, explicó el arquitecto de la construcción que supera los 16 metros de altura y que estará iluminada en el mismo estilo que la francesa. “La torre en si tiene un local comercial colgado con un estacionamiento y un lugar de servicio. Está diseñado para bar, confitería, restobar. La idea es alquilarlo, pero con requisitos. No se puede tocar la planta baja, ni modificar la torre ni la decoración con el estilo francés que tiene. Dentro de la confitería que pongan lo que quieran, pero no se puede modificar la decoración. La confitería es una excusa que me permite financiar la torre. Si por mí fuera iba la torre sola. Tiene pintado el Moulin Rouge de un lado, detrás está pintado en 3D el Arco de Triunfo por lo que parece como si estuviera a varias cuadras”

“Imaginate la mirada de la gente cuando dije ‘voy a hacer una torre Eiffel’. ¿Para qué? Me preguntaron y no sé para qué. La veo desde el balcón de mi casa, me gusta. La pregunta es ¿Por qué no?¿Por qué no la torre Eiffel? Argumentame que no y si me convences la demuelo”, destacó orgulloso de su obra.

La gigantesca estructura de hierro comenzó a llamar la atención de los vecinos desde los primeros meses del año cuando se consolidaron sus cimientos y se le comenzó a dar forma a sus columnas principales. Su estilo, curvas, líneas y ángulos remiten directamente al ícono de París.

No es la primera vez que Rubén Ángel Díaz encara una obra temática, el año pasado fue famoso por crear la Taberna de Moes de Ituzaingó, que si bien como proyecto comercial no prosperó, y debió acatar un impedimento legal por parte de la empresa Fox, fue una de las mejores réplicas del bar en el mundo y llevó a Ituzaingó a los titulares noticiosos de medio planeta.

Rubén Ángel Díaz es arquitecto. Se recibió de Maestro Mayor de Obra a los 18 años y ya a los 24 tenía el título otorgado en arquitectura. Su primera obra la inauguró a los 19 años. Cuenta con el record de haber construido más de 600 departamentos entre el 2004 y el 2014 en Morón. Viene de una familia de constructores y lleva 40 años en el rubro. En los últimos años se dedicó a sus pasiones: Viajar, recorrió 120 países, y construir edificios temáticos en el entorno de su barrio. Así nació el Edificio Beatle en Morón, el complejo Hollywood y la Bondi House, una casa conformada por dos partes de colectivos que simulan estar saliendo y entrando de la propiedad: “el problemita viene de chico: mi primer departamento, a los 24 años, tenía carteles de transito, el dormitorio decía prohibido el transito pesado, el baño tenía un cartel alegórico, las llaves de luz tenían números. Lo que siempre hice fue dudoso, no era insano pero estaba cerca de la insanía.  Después con el tiempo, teniendo mis hijos criados, pensé en darme los gustos. Siempre hice cosas, hace ocho años hice el edificio Citroën en Morón, edificios caribeños, son temáticos. El primer temático exterior fue mi casa en el 2003: tenía un jeep camuflado que lo iba a vender, tenía un camuflado muy lindo, entonces hice camuflar toda la casa para no olvidarme del jeep. De ahí no paré. Hoy por hoy los detalles los tomo de imágenes que veo, tengo la suerte de viajar bastante voy aprendiendo de todos lados, de la arquitectura de una aldea africana saco ideas que traspaso a una obra. Aparece King Kong porque había estado con gorilas o aparece Indiana Jones. El Bondi House, la casa colectivo, es la mejor obra que hice. Fue todo un trabajo muy profundo y detallado, pensá que vivís en una casa donde hay medio colectivo que sale y otro medio que entra. Con las luces prendidas, pasan los autos y frenan porque creen que sale el bondi de verdad. Bondi House está en Condarco y Camacua. Después está El Fitito o Caminito, en Oribe y Colonia. Está diseñada también la Casita de Tucumán, para una esquina de Villa Ariza. Otra obra es la casa Doble Frente, de noche es un bar, una réplica del Temple Bar de Dublin. De día se levanta la cortina y tiene otro frente, es una casa, de noche bajás la cortina y tiene la fachada del bar de Irlanda. Dándole un poco de fantasía y jugando un poquitito, esa casa se diseñó para un hombre con pocos recursos, recién separado. Se subía al fíat 1500, apretaba el botón, bajaba la fachada del bar, daba la vuelta manzana y entraba a tomar algo y no gastaba plata. Los viernes salía al mismo lugar con los amigos”.

Otra obra que también llamará la atención de los vecinos será la construcción de un Arco de Triunfo. Estará ubicado a pocas cuadras de la Torre en un sector de bulevares y diagonales. Se tratará también de una construcción con reminiscencias francesas pero con detalles locales, además en su interior guardará un secreto: “con el Arco estamos realizando los trámites correspondientes. La tierra ya está comprada, el proyecto está. El Arco de Triunfo era un reto, no puedo hacer el Arco de Triunfo, no tengo la plata, no tengo la capacidad. Entonces, voy a hacer mi Arco de Triunfo. De frente se verá el Arco y adentro serán dos triplex. Lo que ves de afuera serán dos triplex aterrazados. Vivís dentro del arco de triunfo, es el único en el mundo en donde se vive”.

La República

Los más de cientos de viajes que Díaz realizó a destinos en los cinco continentes lo llevó a conocer distintos reinos, países y micronaciones. Puntualmente conoció Cristiania, una ciudad libre de Dinamarca, y SeaLand, un principado parlamentario un territorio no mayor a 500 metros cuadrados, emplazado en una antigua plataforma militar marina erigida en la década del 40 como defensa antiaérea británica durante la Segunda Guerra Mundial. Estos lugares dispararon la idea de crear una república dentro de Ituzaingó. Un territorio libre asociado con todas las características de las naciones independientes: “para formar una micro nación tenés que tener una bandera, un escudo, un himno, presidente, provincias, senadores, diputados y moneda. Y yo tengo todo, hasta canción. Podes tener el deporte y el animal del país también. En la república que pretendo fundar tengo todos los requisitos para fundarla, pasa a ser como una caricatura de una república porque la tierra donde pretendo fundarla está habitada, pequeño detalle”.

“Seriamos una república asociada y dependiente del Municipio de Ituzaingó. Un estado federativo, con pasaporte. Pero sería una república temática cuya frase no es soberanía ni nada, es Diversidad, Libertad y Fantasía. Violencia cero, ambientada con dibujos, personajes, difícil de explicar, pero es un proyecto armado”, señaló el arquitecto. Cuando el año pasado proyectó el Bar de Moes en Ituzaingó Díaz fantaseo con la creación de la república de Springfield, un sector del distrito con construcciones similares a la de la serie animada. Aquel proyecto se truncó tras la caída de la taberna pero dio lugar a un sueño aún más ambicioso: “La república de Springfield fue un éxito total porque me dio la idea del concepto. No importa si es Springfield o la República de Balá. Justo a Carlitos lo operaron, estaba delicado y quedó un poco postergado. La república de Balá tiene un chupetómetro, un homenaje a Favaloro, las calles tienen nombres. El concepto es siempre el mismo, el nombre, circunstancial. Es complejo, porque lo que se trata es generar emoción, desmitificar la palabra ridículo, vivir en armonía y generar una emoción en la gente. Estoy convencido de que se puede lograr. La frase es primero ser, después pertenecer. Ser uno mismo con lo que uno es feliz siendo uno. No por lo que los demás quieren que sea. Vivimos en una sociedad que se preocupa por lo que piensa el otro. Yo soy orgullosamente ridículo y llevo mi ridiculez con todas las letras y con la frente bien alta. Porque vivo como me gusta de la forma que me gusta sin hacerle daño a nadie y soy feliz. Ese es mi éxito”.

La República aún no tiene nombre pero el proyecto está completamente desarrollado. Cuenta con el aval de las Sociedades de Fomento de la zona y un territorio definido: “La república que tengo en mi fantasía  se encuentra en el área conformada entre Barcala, Colectora, Fleming y Siria. Unas nueve manzanas con tres plazas y cuatro plazoletas. Con homenajes a Favaloro, a Carlitos Balá, con dibujos por las calles, con estatuas, nombres de plazoletas. Una sería Minguito, otra sería Balá, otra El Contra. Diferentes personajes pero consultaremos a la gente cual es el personaje más empático, sería colaborativo. Las calles serían frases célebres como ‘Qué hacé Tri tri’. La seguridad privada la daría Matute, tendría auto. Sería una seguridad real, cada habitante paga 40 pesos y recorrería la república. Todos tendrían pasaporte, un arco de entrada. Tendríamos un presidente. Y también una moneda, sería el sungutrule. El desafío es, y lo entiendo, que el país tiene muchos problemas, el partido tiene muchos problemas, como todos los partidos y que puede generar cierta resistencia de la gente que nos estemos ocupando de fundar una república de fantasía. Pero Ituzaingó no pondría un peso, no debería financiar nada de la república. No es un tema menor, generar un recurso urbano donde se pueda vivir con alegría, donde se saque una emoción, donde los chicos puedan ver sus personajes, donde habrá mejor calidad de vida, donde podremos robarle una emoción a cada uno y donde si le sacamos 15 segundos a cada persona de su problemática: del alquiler, del sueldo, del trabajo, del colegio; estamos haciendo mucho para vivir en un mundo mejor. Con violencia cero, en libertad y diversidad. Queremos vivir felices. Es más una corriente filosófica que arquitectónica”.

Filántropo de viaje

Rubén Ángel Díaz tenía apenas 18 años cuando, con una mochila en su espalda, inició su primer viaje por Argentina. A los 21 comenzó a viajar por el mundo y nunca se detuvo. Lleva el récord de más de 120 países recorridos y la mayoría por fuera de los clásicos circuitos turísticos. Empero, estos viajes no son solamente de placer o por esparcimiento, también cuentan con su cuota solidaria: “Voy mucho a África, lugares con características atípicas: Malawi, Zimbabue, Tuvalu, Camboya, Laos, Haití, Cuba, Dominicana. Me gusta la ayuda solidaria. Hacemos ayudas particulares y personales, hemos puesto bombas de agua donde no había agua, salían muy baratas y la gente no tenia plata para sacar agua. En Cuba colocamos centrífugas. Hablo en plural porque siempre hay alguien que colabora, que acompaña, siempre hay alguien que está de acuerdo con la filosofía, aunque no venga conmigo, me apoye desde el Facebook, me alienta. Buscamos generar alegría, alimentar el alma, el estómago y el espíritu. Las dos son una necesidad, lo vi en África, en Camboya también y en Vanuatu, una isla en la Melanesia, es el país más peligroso del mundo en cuestiones climáticas, tuvo un volcán en erupción que destruyó la isla Ambae. Generar emociones es ir a una aldea, preguntar cuál es la persona más longeva y pobre y ese día decirle que va a ser princesa. Le compramos ropa, alimentos y nos ocupamos de ella y fue princesa con sus 108 años. Era una persona que caminaba encorvada, cuando se puso el vestido nuevo estaba derechita derechita. Y fue feliz, tuvo un momento de felicidad. Le llevamos comida también, alimentamos las dos partes, estómago y corazón”.

“Con los niños también, llevándole gaseosas, caramelos, jugando, hago trucos con las cartas. Un poco tengo la fantasía de generar milagros, no porque sea milagroso, que parezca un milagro. Que alguien llegue a un lugar y te diga ‘hoy sos princesa’, parece un milagro, un homenaje. He ido a orfanatos en todo el mundo. Estuvimos en Santiago del Estero, en el pueblo más pobre de Argentina, en Las Tinajas. Estuvimos en Corrientes, en Formosa, Chaco. De todos modos yo no tengo fronteras, un chico es un chico en cualquier parte del mundo. Porque es un chico en Mongolia, un chico en Camboya, es un chico en Argentina, no pienso que hay una frontera. No creo que primero sea el argentino o primero el ugandés. Si tengo la oportunidad de ir a Uganda, será un ugandés, si voy a Formosa, será un argentino. Y ellos lo demuestran más que los grandes”.

Rubén Ángel Díaz vive cada día según su propia filosofía, aquella que lo llevó a recorrer el mundo como a construir una Torre Eiffel en el oeste del Conurbano. Según explica la vida puede tener una analogía futbolera, el partido arranca 0 a 0, el empate ya está dado, solo resta buscar ganar para que se recuerde el partido. Siguiendo esa idea llegó a pasear en locomotoras junto a su hijo de sólo 5 años por solo hacerle dedo, casi jugando, a una formación en Humahuaca, o a proponer una república en el corazón de Ituzaingó: “El proyecto incluye dejar de ser un número. La sociedad, el mundo, la tecnología nos lleva a ser números. Por eso estamos como estamos, todos tenemos un numero pero somos todos diferentes, no somos un numero, somos personas, vivimos en los hábitat que queremos vivir y a veces no lo hacemos por miedo al ridículo. Entonces bienvenida toda la gente de buena voluntad que quiera compartir con nosotros nuestro proyecto, tal vez los convenzamos de algo, quizás nos convencen de algo, o tal vez nos adaptemos mutuamente y podamos convivir. Los que tienen un poco mas con los que tienen un poco menos, los que piensan de una manera con los que piensan de otra. Están prohibidas las grietas, las rajaduras que hay las cosemos, porque las grietas las cosemos, no las emparchamos”, finalizó el arquitecto.

La primera muestra de la futura república, la Torre Santa Rosa se inaugura el sábado 14 de julio y sin dudas se transformará en una visita obligada para curiosos y vecinos, sobre Lavalleja, a metros de Santa Rosa y Muñiz, en Ituzaingó.

Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Gabriel Colonna, mas imágenes aportadas por Rubén Diaz

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