Se la considera disciplina porque su objeto de estudio es la improvisación, que permite al bailarín integrar todos los conocimientos de la Expresión Corporal en danzas propias, auténticas y con la subjetividad de cada persona que la dance.

Patricia Stokoe fue su creadora. Ella era argentina y estudió en Inglaterra diferentes técnicas, pero fue cuando se cruzó con la Danza Libre (Laban) y sus seguidores que Stokoe reconoció la necesidad de comenzar a danzar una danza que estuviese “al alcance de todos”.

Es entonces que, cuando vuelve a Argentina, empieza a desarrollar una práctica de danza de experimentación integrando técnicas diversas y sigue formándose en terapias corporales que le permitieran dar más conciencia a su práctica para así lograr entrenar los aspectos físicos y básicos del cuerpo desde la fuerza, la flexibilidad, la resistencia, la postura y la coordinación.

Stokoe creía fervientemente en la obligación de la Danza en la Educación Formal. Fue el Collegium Musicum quien abrió el camino para que la Expresión Corporal se institucionalizara y, luego de un tiempo, se transformara en un profesorado (existen hoy día varias instituciones que dictan esta carrera como la Escuela Superior de Danzas de Ituzaingó, entre otras) y, finalmente, una carrera universitaria en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

Hoy día somos muchos los egresados de esta carrera que no sólo forma a docentes sino que se inserta en variados contextos como lo escenográfico, lo terapéutico y lo educacional.

Consideramos importantísimo multiplicar la Expresión Corporal en todos los ámbitos posibles. Por eso, los invitamos a interiorizarse en la disciplina y a animarse a bailar sin prejuicios ni ataduras la danza de cada uno.

â–ª Diana Vignolles es bailarina y docente de la Escuela Superior de Danzas de Ituzaingó.