Instrumentos de la Tierra: escuela taller de Luthería
Por: Ignacio Bruno Spinetta.Ubicada recientemente en la calle Mitre 2446, a escasos metros de la estación de Castelar, Instrumentos de la Tierra es una de las primeras escuelas de lutheria que hay por zona Oeste, sumada a la de Sergio Nigrelli en Ituzaingó, y cuenta con casi 30 aprendices, los cuales concurren durante la semana y el sábado desde horarios que comienzan desde las 8 AM hasta las 6 PM. “Cualquier persona que sea del Oeste y quiera estudiar lutería se tiene que ir a capital o hasta La Plata, por eso la idea es que tengan un espacio acá mismo, en Castelar. Con los aprendices armamos grupos de trabajo entre tres o cuatro personas por turno para poder dedicarles el tiempo necesario a cada uno y por el tema del espacio, las herramientas y las tareas que están se están realizando, porque si uno va a estar buscando afinar un timbre para un instrumento otro no puede estar usando una maquina.” expresó Pipo a Castelar Digital.
En el taller, los maestros llevan adelante dos programas para la construcción de instrumentos: por un lado un programa que es para instrumentos acústicos por Pipo Nazaro, y otro para eléctricos, llevado adelante por Gustavo Domínguez: “Lo del programa tiene que ver con como enseñar rápidamente una forma de trabajo sobre la madera. Porque si vos venís y me decís quiero hacer una guitarra, se te va hacer difícil si nunca agarraste un instrumento. El programa esta armado de forma gradual en base a eso, y ahora estamos diagramando un tercer programa que tiene que ver con la restauración y calibración”.
En el caso del programa de instrumentos acústicos cada aprendiz comienza fabricando un rabel. La elección de este instrumento para comenzar no es al azar ya que sirve para aprender a trabajar con un centro, con medidas, a como establecer una distancia de un tiro de cuerdas y como trabajar con la lija, ya que al ser un instrumento que se ahueca permite trabajar mucho sobre la madera misma. Después se pasa al charango, en donde se trabajan con los mismos conocimientos pero se le agrega lo que es el trastado y la medición en la escala. Como tercer instrumento se realiza uno de faja chica como un ukelele o un cuatro para pasar posteriormente a uno de faja grande, como la guitarra y por último a un instrumento medieval. “Los programas no tienen un tiempo especifico de duración ya que cada persona tiene su forma de hacer las cosas. Hay gente que hace todo el programa en un año y hay gente que en año y medio va por el tercer instrumento. Tiene que ver con el tiempo que uno le dedica y si se hace algo en la casa también.” explicaron ambos maestros.
La escuela taller funciona en conjunto desde noviembre del año pasado, cuando ambos Gustavos decidieron agruparse y dejar de trabajar con cada programa de forma separada en sus propios talleres. A su vez, la historia de ambos luthiers viene de un largo recorrido individual con el oficio, de búsqueda, aprendizaje y perfeccionamiento.
Pipo comenzó a los 15 años con el reconocido lutier Crato en Morón para después aprender a calibrar con Javier Herrera en San Telmo, a construir cellos y violines a con Germán Chavez, luego con Eduardo Cornejo a fabricar el estilo de los instrumentos latinoamericanos y por último aprender en La Plata junto a otros luthiers la construcción de instrumentos de cuerda frotada. Si bien estuvo acompañado de esos maestros, Pipo siempre fue moviéndose de forma autodidacta, aprendiendo de las distintas maneras de trabajar de cada lutier y escuela de trabajo que conoció. En cambio Gustavo Domínguez, vecino de Castelar desde siempre, se acercó a la lutería después de haber empezado a trabajar con la madera: primero haciendo muebles y luego carpintería de barcos. Cuando entró a la lutería empezó solo y al poco tiempo se contactó con un luthier de Avellaneda quien fue su maestro durante varios años y trabajó mucho sobre instrumentos eléctricos, lo que ahora es su especialidad. “Con este oficio, a medida que vas haciendo te vas perfeccionando, vas aprendiendo más porque las posibilidades cuando estás construyendo son infinitas, siempre hay que estar atento. Los dos nos complementamos muy bien, porque si bien cada uno construye de una forma distinta, al estar casi todo el día juntos nos vamos nutriendo de la forma de trabajo del otro y vamos aprendiendo”
Quizás la música, la otra pasión en común que tienen Pipo y Gustavo, fue el motor que los llevó a acercarse al mundo de la lutería ya que también son músicos, protagonistas de la escena cultural de Castelar. “. Estudié en el conservatorio de Morón, en el Manuel de Falla contrabajo y estudié músico-terapia en la UBA. Tengo 36 años y toco en el Oeste desde los 15. En Castelar toqué tanto en lugares que ya no existen como también en la típica Tarzán y en casa Frida. Hace poco dejé mi banda de hace trece años y ahora toco mis propios temas y como invitado con músicos amigos.” contó Pipo. En cambio. Gustavo Domínguez, de 28 años, además de tocar el bajo y haber estudiado en el Conservatorio de Morón, toca el clarinete en el Quinteto de Jazz instrumental El Dun Dun, una de las pocas bandas de ese género que hay en la ciudad.
Es por esto que a la hora de la construcción del instrumento el ser músico, si bien no es condición obligatoria, implica una ventaja: “El ser músico es una ayuda importante porque sabes que es lo que quiere el músico, como tiene que sonar cada instrumento y afinar.”
Estantes plagados de, sierras, serruchos, lijas, martillos, y herramientas de todo tipo de tamaños; troncos y pedazos de madera que van cobrando la forma de instrumentos; mesas con instrumentos en pleno proceso de reparación, guitarras que esperan ser reparadas al igual que bajos eléctricos, charangos, cuatros, arpas. Una biblioteca con libros sobre luthería, grafitis en las paredes y cuadros. Estas son algunas de las cosas que ilustran la escena del taller, al igual que una pintura de un árbol con instrumentos por raíces, que es el símbolo identificatorio del taller escuela, pintado por Buda artista y amigo de los luthiers, en una de las ventanas que da hacia la calle.
En Instrumentos de la Tierra todo se autogestiona y se hace a partir del esfuerzo y dedicación de todos. Convencidos de que la unión hace la fuerza a Pipo y Gustavo también se les unió Patricio, músico de Leonchalon, banda de reggae oriunda de Villa Ariza, Ituzaingó, que se dedica exclusivamente al trabajo de construcción y reparación de instrumentos.
Institucionalmente Instrumentos de la Tierra esta dando sus primeros pasos de recorrido ya que hace pocos meses obtuvo un reconocimiento de la Asociación Argentina de Luthiers. “Siento que con esto que hago estoy devolviendo algo que a mi me dieron, porque con una escuela o con la educación no se debe hacer plata. Por plata esto no lo hacemos, lo hacemos porque creemos que se puede generar un conocimiento y tener mano de obra calificada. Con la cuota que cobramos pagamos el local, matenemos el espacio y compramos todo lo que son materiales finos. Acá traen productos chinos contra los cuales no podes competir, pero nosotros podemos mandar cosas a Europa, hacer lo mismo con los europeos o americanos. Pero es imposible hacer una producción si no tenés mano de obra calificada” apuntó Pìpo.
Tal como el árbol cuando comienza a crecer, a elevarse, con sus raíces ocultas a la vista de todos, las raíces de este proyecto están comenzando a afirmarse en la tierra de la ciudad de Castelar.
Fotos: Ignacio Bruno Spinetta / Daniel Roldan / Gabriel E. Colonna
Redacción: Ignacio Bruno Spinetta
Ignacio Bruno Spinetta
Licenciado en Comunicación Social, Fotógrafo y Montañero
Ignacio Bruno Spinetta es Comunicador Social recibido en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) y fotógrafo recibido en el C.A.F de Morón. Este otrora vecino de Castelar Sur que ha caminado y pedaleado las calles del querido lejano y cercano oeste, desde hace cinco años partió rumbo a tierras patagónicas para vivir más cerca de las montañas que sube y los paisajes infinitos que retrata.
Primero en patagonia sur, actualmente se encuentra en Bariloche mientras continúa sus capacitaciones para convertirse en Guía de Montaña.
Pueden ver sus trabajos fotográficos en su Cuenta de Instagram o en su Perfil de Facebook.