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Sociedad
13 Oct 2010

Un viaje por la historia de Castelar

Anécdotas, historias, sentimientos, emociones e imágenes pintadas con las más vívidas palabras nos llevan en esta ocasión por un viaje a través de la historia de Castelar, de la mano de Carlos Jaimes y su hija Marcela.
Nos levantamos a la mañana. Es un día soleado, se escuchan palmas, abrimos la puerta y vemos un hombre acompañado con una vaca que viene a ofrecernos leche a la puerta de nuestra casa, salimos a la vereda y respiramos un aire tan fresco que no puede ser de otro lugar más que de Castelar, la Córdoba Chica. Nos alistamos para ir a la Escuela, ahí en la esquina de Arredondo y Carlos Casares, de ahí mismo podemos ver Gaona y el tambo de Don Serafín, nos encontramos con nuestros compañeros y comenzamos una historia que se sigue contando hasta el día de hoy…
Es la historia de Carlos Jaimes, quien nos recibe en esta ocasión, junto a su hija Marcela Jaimes para llevarnos por un viaje a otros tiempos de nuestra ciudad Castelar, un viaje lleno de imágenes, de recuerdos y emociones que vale la pena compartir.

¿Cómo nace la inmobiliaria Jaimes?
Antes que eso le contaría el motivo por el cual yo vine a Castelar en el año 1943. Vine con mis padres a raíz de una enfermedad que tuve, una bronquitis. Los médicos en Capital Federal nos aconsejaban venir a Castelar, que en aquel entonces ellos le llamaban Córdoba chica, debido a que la posibilidad de que la enfermedad se convierta después en asma era muy factible. Y así fue como mis padres vinieron acá a buscar una casa, vinimos en el ´43 y acá seguimos (risas). Realmente nos encantó Castelar.

¿Tu padre es Cesar Jaimes?
Si, exactamente, él realizó muchas actividades comunales acá en la zona, fomentando siempre a Castelar. Escribió junto con Carlos Gámbaro una reseña de la historia de Castelar, de la cual le voy a obsequiar un ejemplar para que Castelar Digital lo tenga.
Y bueno, ese fue el motivo por el cual vine a Castelar, hice los dos últimos años de la escuela primaria en la Escuela Nº7, que está hoy mismo en Arredondo y Carlos Casares, con la diferencia que en ese entonces cuando yo vine a la escuela, de ahí para atrás se veía Gaona. Atrás de la escuela había un gran tambo, el tambo de don Serafín, del cual nos traían todos los días al domicilio la vaca para vendernos la leche y después el pan se compraba a un sulqui que venía desde Morón que se llamaba La Panificadora. Lo demás después nos proveíamos con una verdulería que estuvo siglos, lamentablemente ahora no está más, en la esquina de San Pedro y Arias. En la escuela 7 Tomas Espora tuve la oportunidad de relacionarme con todos los alumnos de mis tres últimos grados, la institución fue una especie de semillero de profesionales, comerciantes, emprendedores y demás, a los cuales me gustaría mencionar; porque son personas que después tuvieron gran actuación en Castelar. Uno es Pedro Gibaja, abogado, otro fue Rómulo Carabio, también abogado; una odontóloga, Delia Carames, que está todavía trabajando en el consultorio, en la calle Avellaneda. Juan Carlos Cerisola, que fue intendente del INTA durante muchos años. José Pagano, que fue un gran ajedrecista y profesor de ajedrez. Nino Yarosi, de la peluquería Hugo, José Mauro Chilento, de la florería Mauro, Quique Vendrel, otro odontólogo. Lara, que dedicó toda su vida, y continúa hasta la actualidad, a las perforaciones de agua y el otro, Jorge, con la verdulería de la esquina de San Pedro, que mencionaba antes. Bueno, todos ellos fueron mis compañeros de la escuela primaria y después tuve la satisfacción de continuar esa relación con cada uno, en su actividad en el barrio.

Carlos egresó de la primaria en 1943, y realizó el secundario en el Comercial de Ramos Mejía.
Luego de haber tenido otras actividades, es que surge la inmobiliaria: “estuve trabajando 10 años en la Presidencia de la Nación, en la subsecretaria de informaciónes, en los dos períodos que estuvo el General Perón como Presidente. Tuve la oportunidad de estar en contacto mucho con él, porque mi trabajo era técnico y me dedicaba a grabar todos los discursos y las reuniones del Presidente durante sus dos gobiernos.

Carlos también grababa los mensajes que se transmitían por la radio nacional como los saludos de fin de año.

Luego, por consejo de uno de sus amigos, Carlos decide hacer un curso de martillero y corredor, y a partir de 1960 comenzó a trabajar en el mundo de las inmobiliarias. Su carrera comenzó como vendedor, en un principio contaba con toda la información teórica, pero agradece los muchos conocimientos incorporados a través de la práctica, a dos personas con las que pudo trabajar:  Santiago González y Alberto Puig.
Más tarde se asociaría con Eduardo Graña, y juntos conformarían una inmobiliaria, Graña Jaimes.
“Con él tuve 32 años de actividad, y después de un momento muy difícil del tema inmobiliario, ya no resultaban las condiciones para una sociedad, ahí fue donde decidimos cada uno seguir su rumbo.”

Luego de diez años de llevar adelante su negocio, Carlos se jubila y su hija Marcela es quien entra al mundo de las inmobiliarias para continuar con su legado.
Marcela nació en Castelar y aún hoy sigue viviendo en esta ciudad. “Viví en Castelar toda la vida, me encanta, y me gustaría que se le pudiera dar un poco mas de empuje al comercio, a los espacios verdes; falta mucha planificación de estructura, se está agregando mucha vivienda y lo demás se va quedando, los centros comerciales son muy chiquititos, hay mucha gente que por esa razón se va a gastar el dinero a otras localidades. A mí me gustaría que la gente de Castelar trabaje para Castelar”. Comenta Marcela.

Cambiando un poco el tema les preguntamos: ¿Qué recuerdan de los festivales de primavera de Castelar?
“Los organizó mi abuelo, lo primero que nos acordamos es eso” comenta mientras ríe Marcela, “La organización de mi abuelo, los eventos que se hacían en la calle, las carrozas con flores; era un desfile impresionante con mucho trabajo de la gente de acá de la zona, maravilloso. Cualquier cantidad de artistas que se convocaban, que venían a hacer shows. Se cortaba Arias, se llenaba de flores, se adornaban las columnas, los negocios…”
Al escuchar estas palabras, estas descripciones, aquellos que no tuvimos el gusto de vivirlo, nos imaginamos lo que sería el espectáculo y nos dan ganas de que hoy en día pudiera darse algo aunque sea parecido: “Fueron unos años muy lindos, y lamentamos mucho estas celebraciones de barrio no pudieran continuarse” comenta Carlos.

Para aquellos que tampoco hayan tenido el gusto de vivir estos sucesos, los invitamos a visitar la galería de fotos de Castelar Digital, donde pueden verse muchas imágenes tomadas en dichos eventos, gracias a Pablo de Perfumería Karina que nos facilitó las fotografías.

Los desfiles se realizaron a partir de 1968, con la inauguración de la Galería Norte y duraron hasta 1971.
“El escenario se armaba ahí en el Centro de Créditos de Castelar que estaba al lado de las Galerías Norte.” Agrega Carlos: “El evento duraba una semana, se hacían concursos de pintura, actividades en lugares como el club Mariano Moreno y la elección de la reina de la primavera”.

Carlos ya nos había contado que su padre había escrito un libro sobre Castelar junto a Carlos Gambaro ¿Cómo surge la idea de hacer un libro sobre la historia de Castelar?
“Surgió a raíz del interés y necesidad de conocimiento histórico que había en nuestra localidad. A mi padre le gustaba mucho investigar todo lo relacionado a la cultura, arte, historia y demás. Entonces también hizo un periódico que se llamó Nueva Ciudad, que duró 4 años, y yo ahí era el fotógrafo. Bueno, con Carlos Gambaro, otra persona de Castelar a la que también le interesaba mucho el tema de la investigación, reunieron un montón de antecedentes que están acá en este librito que se llama “Reseña para la historia de Castelar”. Ahora falta alguien que haga la historia de Castelar.”

Su padre también tenía un grupo de folklore, ¿no es así?: “Sí, mi padre fue músico también, Jaimes y Barraza se llamaba el dúo, que actuó siempre en la radio El Mundo, que ahora cumplió 75 años. A partir de 1940, el dúo estuvo durante unos cuantos años actuando en esa radio.

¿Cómo recuerdan el Castelar, de su infancia? “era campo” comenta Marcela mientras ríe, “había muy pocos comercios” agrega Carlos, “en la esquina de Rodríguez Peña y Arias había una forrajería, y las carbonerías estaban en segunda Rivadavia. También comenzó una panadería al lado de donde antes estaba el cine Select, entre la barrera y Mercedes, o Padre Arrieta ahora, y donde en este momento está el Bowling Palo´s. De a poco fuimos teniendo comercios, después una ferretería y así fue creciendo la parte comercial de Castelar. Sarmiento, que era de tierra, desde Carlos Casares hasta Santa Rosa, tardó muchos años en ser pavimentada. Ni hablemos de Gaona. Yo recuerdo que en esa época iba a Sarmiento y con una carabinita cazaba liebres – se ríe. A la altura de la calle Italia y Alem, estaba la famosa laguna Martínez. Era una laguna adonde iban algunos chicos de acá de Castelar a bañarse, se subían a los árboles y se tiraban a la laguna. Lo único que había ahí eran mojarritas. Y anteriormente a la época en la que yo vine, en esa zona, había una quinta que tenía una hectárea en la calle Italia y San Pedro que era de Mario Bravo, que vivió ahí varios años. También había unos portugueses en frente a la quinta de Mario Bravo, que tenía una hectárea o dos, que se dedicaban a cosechar espárragos, una tarea bastante complicada y difícil. Donde terminaba el pavimento acá era en la calle España. Francia estaba pavimentada hasta la calle España. Entre España, Arias, Santa Rosa y la vía, todo eso fue el campo de aviación civil.”
“Después, cuando dejó de funcionar como aeródromo, alguien se dedicó a cultivar esas tierras y sembró maíz, así que era un gran maizal de varias hectáreas. Finalmente las compró el señor Abel Costa, que tenía una lencería muy importante en la Capital Federal, en la calle Pellegrini. Al comprar toda esa sección, pavimentó Arias desde Pehuajó hasta la vía, y la unió con Trenque Lauquen, a la que pavimento hasta Arias. Todo lo demás era fraccionamiento con calles de tierra. Y por eso nació lo que se llama Parque Costa. La casa de él estaba acá en Arias y Carlos Casares. Era una casa que tendría 50 o 60 metros de frente por Arias, al lado de la cual estaba la quinta San Jorge. Todo era así, un vecino a dos cuadras del otro.”

¿Puede ser que junto con el lanzamiento del periódico Nueva Ciudad se haya hecho una campaña para que Castelar fuera considerada una ciudad?
“César Jaimes fue uno de los pioneros que hizo todos los trámites necesarios para que por la gran cantidad de habitantes Castelar fuera considerada ciudad. No recuerdo el año en que se constituyó Castelar ciudad, en el 76 habrá sido más o menos.”

¿Cuáles son los planes a futuro para la inmobiliaria?
“Nuestros planes son los de mantener lo que fuimos edificando con los años, el nombre, el prestigio, y mi hija siguiendo estos pasos y los conceptos fundamentales. En este rubro consideramos que es preferible hacer una operación menos pero no hacer algo que perjudique el nombre.” nos comenta Carlos.
“Mantener el nombre que fue armando a través de los años, la posición que adquirió, no económica sino por ser una persona de bien, o como le dicen los nietos, por ser un buen tipo, con los valores que me inculcaron de chica” –dice su hija Marcela, y agrega:  “es preferible tener las bolsas un poco mas vacías de dinero, pero ser felices en otros aspectos, que te reconozcan por la calle, que te den un beso, o que clientes cuando llega alguna fecha especial te regalen una plantita, te invitan un café, eso es lo más importante.”
“Queremos seguir siendo una inmobiliaria familiar” dicen Carlos y Marcela al unísono.

Antes de terminar la entrevista, y con el objetivo de ir desentrañando la verdad sobre algunos mitos castelarenses, aprovechamos la oportunidad para preguntarle a Carlos sobre las vías de tranvía que se encuentran en Los Portones:
“No eran de tranvía, son vías de ferrocarril: desde Ituzaingó había un desvío por donde pasaban los vagones e iban a una estancia donde bajaban y subían  ganado o elementos para la agricultura. Era un desvío del ferrocarril Sarmiento que mandaba los vagones directamente a la estancia para cargar materiales, como no había caminos en aquel entonces, ni camiones, estamos hablando de carretas, sulquis, otros vehículos. Y eso es lo que ha quedado, son vías de trocha angosta, por eso parecen de tranvía.”

Para cerrar la entrevista dejamos unas palabras de Marcela, que realiza una pequeña reflexión:
“Estaría bueno recuperar el empuje comunal de los años 60 y 70, y que la gente de Castelar vuelva  de a poco a trabajar por Castelar, cuando lleguen determinadas fechas poner un listón, poner unas flores, agregar algún detalle, darle un poco de empuje a la emblemática Galería Norte. Hay mucha gente con ganas de trabajar y es como que todo se fue quedando en el tiempo. Estaría buenísimo que las generaciones nuevas, junto con la gente que viene de antes, traten de tomarle cariño al lugar en donde viven y poder volver a reflotar un poquitito el tema de los actos, desfiles tradicionales, en las fechas patrias, las costumbres, la parte amistosa, tratar de buscarle la onda como para que la ciudad vuelva a tener esas pequeñas cositas que eran verdaderamente buenísimas. Tenemos que cuidarnos entre todos, querernos un poco más, querer el espacio que estamos habitando para nuestros hijos y futuros nietos, y darles la posibilidad de que si alguien arma una plaza, la plaza siga armada y los chicos la puedan disfrutar, los adolescentes puedan sentarse con un mantel a tomar unos mates con amigos sin estar intranquilos por lo que pueda pasar, que se pueda aprovechar, que salir a pasear no sea ir al shopping. Y de a poco volver a tener a Castelar ciudad, pero con las costumbres de antes.”

Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Agencia SIEN

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