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2 Abr 2022

Casa Malvinas: conocé las memorias de los Veteranos de Morón

Por: Leandro Fernández Vivas.
Los vecinos que combatieron en Malvinas abrieron las puertas de su casa para Castelar Digital. Objetos de la guerra, cartas de apoyo y la lucha durante la posguerra contada directamente por los protagonistas. “Es nuestra casa, sentimos que la gente viene a visitarnos y le abrimos nuestra casa”, contaron a Castelar Digital.
“Es un terreno escarpado, entre piedra y una especie de turba esponjosa. Cuando uno es joven piensa una isla, un  territorio chiquito y no, las Malvinas tienen 10.000 Km2, es aproximadamente el tamaño de la Provincia de Tucumán”, explicó Omar Martínez mirando en la distancia, volviendo a ver ese territorio que conoció hace 40 años vestido de verde. Martínez es Vicepresidente del Centro de Veteranos de Morón y vecino de Castelar. El año 1982 lo encontró haciendo el Servicio Militar en el Regimiento 3 de La Tablada. El 13 de abril llegó a las Islas Malvinas junto a otros mil hombres del Ejército con el objetivo de proteger desde el sur el acceso a Puerto Argentino. “La costa sur de Puerto Argentino fue uno de los puntos en los que en la Operación Rosario, la recuperación de las islas del 2 de abril, desembarcaron las tropas argentinas. Nosotros estábamos asentados ahí para cumplir con la defensa de la capital”.
El Centro de Veteranos de Morón agrupa a los Veteranos de Malvinas del partido y amigos vecinos. Acepta sólo a soldados rasos, no hay militares de carrera entre sus filas, y la afinidad se cimenta en las vivencias compartidas. Carlos Guillermo Ramos forma parte de la Comisión Directiva del Centro de Veteranos y en 1982 estuvo atrincherado a metros de Omar, a cargo de un radar Rasit que tenía el objetivo de observar el mismo sector de costa: “El 11 de mayo hubo un intento de desembarco. Un submarino se acercó a la costa y lanzó diez lanchas de desembarco, se vieron claritas en el radar. Se rechazó el desembarco”.

Cada 2 de abril los teléfonos de los veteranos se llenan de mensajes, pedidos de notas, consultas y saludos, pero la presencia y el trabajo de los Veteranos de Malvinas se da durante todo el año. Brindan charlas en escuelas del distrito, ayudan en caso de inundaciones o necesidad y reparan mesas, sillas y pupitres de los colegios de la zona. Además, desde el año pasado abrieron su casa para que todo vecino pueda conocer cómo son las islas, cómo fue la guerra, cómo lucharon en la posguerra y, sobre todo, cómo son los veteranos, vecinos que caminan por Castelar, Morón, Haedo y que llevan en su memoria las experiencias del campo de batalla.

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“Queríamos tener una sala temática y que abarcara no solo el hecho de la guerra, que tiene mucho de muestra de lo que pasó en ese momento, pero queríamos que sea más amplio, no solo la parte bélica”, describió Martínez. “Es nuestra casa, es más cálido, invita más, Sentimos que la gente viene a visitarnos y le abrimos nuestra casa. Los visitantes se sienten más cómodos”, completó.

Con coordinación previa para acordar fecha y horario, todo vecino puede conocer Casa Malvinas. La muestra comienza por una presentación de las Islas Malvinas con fotos de su flora, fauna y rincones más bellos. Luego una línea de tiempo representada en objetos y fotos de época repasa la historia común de los veteranos, desde antes de 1982. En el sector propiamente de la guerra se exponen municiones, uniformes y una réplica del crucero ARA General Belgrano en escala 1:100, entro otros objetos. También hay cartas, fotos, tapas de revistas de época y miles de recuerdos. Luego es el turno de la post guerra y la lucha que llevaron adelante los veteranos para ser reconocidos y recordados. 40 años después la mirada de al sociedad es muy distinta a como fue en los primeros años después de las armas.

“Casa Malvinas complementa las charlas que damos con lo visual. Seguimos dando las charlas en las escuelas, pero cuando vienen al Centro de Veteranos podemos mostrarles de qué hablamos. En las visitas recorren la muestra y después les damos una charla en el patio del centro, más distendido, los visitantes pueden charlar con los veteranos”, destacaron los vecinos.
Tanto en las charlas como en las visitas, las preguntas y curiosidades responden a la edad y experiencia de los interlocutores. Los más chicos, de escuelas primarias, buscan información sobre las acciones bélicas, los adolescentes y adultos, más informados, preguntan sobre vivencias y el lado humano de la guerra. “Con los más chicos uno explica de manera más sencilla, sin ir directamente a lo bélico, aunque a ellos les interesa más lo bélico, uno trata de hacerlo más ameno. También vienen alumnos que están haciendo algún trabajo universitario o de escuelas de adultos. Todos tiene diferentes tipos de recuerdos o pareceres, son todas charlas muy ricas, enriquecedoras a todo nivel”, destacó el Vicepresidente.

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Omar y Guillermo llegaron a las islas a mediados de Abril. Los combates los encontraron en sus posiciones, Omar a cargo de un cañón sin retroceso Czekalski que apuntaba a la playa y Guillermo con su radar: “cuando se vieron las lanchas de desembarco, era de noche pero las vieron los radares, le tiraron con todo. Las posiciones que estaban más arriba de nosotros, morteros, cañones y hasta la antiaérea, les tiraron con todo, pasaba la munición por arriba nuestro, no pudimos ni asomar la cabeza del pozo de zorro”, recordó Omar. “En un momento hubo una explosión, muy fuerte, en la playa. O fue un proyectil o una de las lanchas pisó una mina antitanque, porque toda la playa estaba minada. Vimos en el radar cómo las lanchas se volvían, abandonaron el desembarco”, completó Guillermo.

Radio, my mother
Los recuerdos, las anécdotas, vivencias y experiencias se suceden en la charla con los veteranos. Desde buques cañoneando desde el horizonte a combates aéreos entre Mirages y Harriers justo sobre sus posiciones, pasando por momentos de hambre, frio, bromas y compañerismo. El 14 de junio se determinó el alto al fuego y los soldados apostados al sur de Puerto Argentino se entregaron al enemigo el 15. Transformados en prisioneros de guerra deambularon por el pueblo hasta que unos días después fueron embarcados en el SS Canberra, un transatlántico de lujo que la marina Inglesa había reconfigurado en transporte de tropas. El mismo buque, tras navegar tres días sin destino, los desembarcó en Puerto Madryn. La guerra había terminado. Para Omar la guerra terminó unos días después, cuando volvió a su casa y pudo cumplir una promesa que le había hecho a su madre antes de partir al frente: “Cuando me tocó el servicio militar mi mamá me dio una radio chiquita, de dos pilas, para que escuche radio. Yo era chofer, estaba 24 horas en una camioneta que no tenía radio, así podía escuchar radio. Cuando nos avisaron que íbamos a ir a Malvinas, después de la recuperación, volví a mi casa y le llevé la radio a mi mamá, pero me dijo ‘quedatelá, por ahí podés escuchar algo. Llevala, me la devolves cuando vuelvas de la guerra’. Me llevé la radio, pero en la guerra ¿cómo conseguís pilas? Así que escuchaba muy poquito, a veces, a la noche. Agarraba Radio Carve de Uruguay. Cuando termina la guerra y ya nos traen para el continente, el último control de los ingleses fue antes de subir al Canberra. Había un guardia inglés y un hombre de la Cruz Roja. Nos sacaban todo lo que teníamos, ni armamento, ni casco ni nada. Cuando me revisan me preguntan qué llevaba en los bolsillos. Les contesté ‘letters’ en un bolsillo, las cartas que nos habían escrito chicos,  y ‘radio’, en el otro bolsillo. El guardia me dijo, ‘no, radio no’ y quería que la deje. Le empecé a decir, en mi poco inglés, ‘yes, radio my mother’, y él me repetía ‘no, radio no’, y yo ‘yes, radio my mother’, ¡me iban a tirar al agua por una radio, pero era mi tesoro, era de mi mamá! Discutimos hasta que el de la Cruz Roja le tocó el hombro al guardia y le dijo ‘came on’ y me dejaron pasar. Volví a casa y le pude devolver la radio a mi mamá”, finalizó Martínez.

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A 40 años de la recuperación de las Islas Malvinas, a más de 150 años de ocupación ilegal británica, las vivencias de los Veteranos de Malvinas, los elementos utilizados en el conflicto, las armas, los relatos, son parte de la historia común de todos los argentinos, son parte de los argumentos que solidifican la soberanía argentina sobre las islas del atlántico sur. Casa Malvinas tiene las puertas abiertas para conocer esa parte de la historia que día a día cada vez se conoce más.

Para coordinar visitas y charlas, todo vecino debe comunicarse por mail a casamalvinasMoron@gmail.com o bien acercarse a Quintana 462, Castelar Sur.

 
Leandro Fernández Vivas

Leandro Fernández Vivas

Periodista

Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.

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