Esfuerzo, perseverancia, solidaridad, mucho trabajo y hasta la mano de Dios, fueron necesarios para que el Bowling de Castelar vuelva a funcionar con todo su color y alegría. Con 50 años de historia, durante el año pasado se transformó en noticia cuando en su fachada apareció el cartel de venta. La pandemia y el posterior aislamiento generaron deudas insostenibles que decantaron en el cierre del comercio. Hoy volvió a abrir sus puertas.

Nora y Romina están tras la barra como hace un año, como siempre, pero las emociones son otras. En poco más de 365 días pasó de todo. La pandemia se presentó y golpeó, las deudas hicieron sonar cientos de veces los teléfonos, hubo notas, entrevistas, reuniones, promesas, cotizaciones, obras, vacunas, y miles de vecinos preocupados por el destino del bowling que se transformó a lo largo de los años en un ícono de Castelar.

Cuando Castelar Digital anunció con sorpresa en sus redes sociales la aparición del cartel de una reconocida inmobiliaria en la fachada del comercio, no imaginó las miles de reacciones y respuestas de los vecinos de la ciudad. Tras un vivo en Instagram se pudo dar a conocer la historia completa y por qué el bowling necesitaba un milagro para revivir. Incluso se ingenió una manera para que Diego Maradona con su firma lograra ese milagro. Ahora, con cambios, protocolos y hasta otro nombre, el bowling volvió.

El día elegido es el jueves 25 de marzo. A las 19 el bowling volverá oficialmente a funcionar. Los días previos se vivió el pre estreno entre amigos para probar todo y que esté en óptimas condiciones para volver a funcionar: “es un desafío, es empezar de cero. Es difícil, ni nos acordábamos las claves de las computadoras, ni los sistemas. No sabemos cuánto cobrar las bebidas, no sabemos el precio de mercado, tenemos los de hace un año. Así que paciencia, pero reabrimos”, explicó a Castelar Digital Romina Valentino.

Con la emoción en la voz y ubicada dentro del salón del bowling, la vecina explicó que aún continúan los procesos de venta del fondo de comercio y alquiler del bowling, pero que por el momento sigue administrado por sus antiguas dueñas hasta que se formalicen los cambios. Empero, los clientes se encontrarán con la misma esencia del viejo bowling Palos pero con importantes novedades. Las canchas fueron completamente renovadas y reparadas, el interior fue adaptado a los protocolos exigidos por la pandemia y, el que más llama la atención, el comercio cambió de nombre pero recuperó su denominación original, con la que abrió sus puertas hace 50 años. Ahora es Bowling Castelar by Palo’s.

“El bowling sigue administrado por las ex dueñas, nosotras no queremos cambiarle el destino a nuestro bowling. Nos interesa que las familias tengan un lugar para disfrutar, seguro, fuera de las redes sociales. Que la familia se reencuentre”, señaló Romina y completó, “ayer en la puerta estaban los amigos de mi papá, los que venían acá cuando todavía era un cine, antes del bowling. Y ellos veían cuando pasaban los vecinos y todos cogoteaban a ver qué estaba pasando. Cuando se dieron cuenta que abrimos otra vez se ponían muy contentos. Cuando vieron el cartel de neón otra vez encendido, les volvía la alegría. Un vecino me dijo ‘volvió la magia’ y es un poco así”.

El protocolo aplicado, acordado con la Municipalidad de Morón, es común a muchos otros comercios similares, es como se aplica en locales gastronómicos, bares, cines y similares. Mesas distanciadas, no más de 4 personas por mesa, se intercala el uso de las canchas para mantener la distancia o bien se colocarán biombos que oficien de barreras físicas entre las personas. El uso de alcohol al 70%, el control de temperatura y el tapaboca son obligatorios.

De jueves a sábados, en feriados y vísperas de feriados, el bowling será otra vez el punto de encuentro y diversión a metros de la barrera de la estación. Se esperan más novedades, pero lo más llamativo será el retorno del cartel original que con 50 años de vida, y habiendo estado durante décadas guardado en un depósito, está en restauración para volver a la marquesina del local.

“La pandemia fue un golpe muy duro. El bowling pasó muchísimas crisis, pasamos la del 2001 que fue la más grave y la pasamos. En 2009, en 2015 también, pero la pandemia lo aniquiló. Entonces fue volver al inicio, volvimos al Bowling Castelar porque es un inicio. Volvimos a nuestro origen”, finalizó Romina Valentino.