Cargando...
Cultura
17 Ago 2010

Entrevistamos a Jorge de Lorenzo

Por: Gabriel Colonna.
Visitamos el estudio del destacado artista integral e hicimos un recorrido por toda su trayectoria y evolución. Charlamos sobre diversos temas en un agradable encuentro en su casa en Castelar. Aquí la nota.
Apenas ingresamos al estudio de la calle Italia, da la sensación de entrar en un ambiente técnico, sobrio, sin mucho lugar a la creatividad del arte. Computadoras, plotters industriales, tableros de dibujo técnico decoran este sector de la casa. Aquí funcionan las oficinas donde se trabaja con diseño industrial, la Pyme familiar que es el sostén económico del Jorge. Pero a medida que avanzamos, nos encontramos con una informal separación de dos áreas y con una inmensa colección de cuadros, apoyados unos sobre otros, contra las paredes del taller. Y más impactante aun es cuando nos enteramos que esos no son todos, sino una porción de su obra. Otros se encuentran repartidos por distintos rincones de la casa, varios fueron premios adquisición en salones, y muchos otros vendidos. “Trabajo y Arte no compiten” asegura Jorge Luis, sencillamente vestido, quien por momentos parece dueño de una personalidad introvertida.
Desde pequeño supo que se quería dedicar a esto, pero se dio cuenta que en nuestro país es muy difícil armar una carrera y vivir meramente del arte.

¿Cuándo tomó contacto con el arte?
-De chico, en la primaria me la pasaba dibujando y era el placer más grande. Cualquier motivo era suficiente para hacer un dibujo grande, ocupar una página entera del cuaderno. Allí empezó a gustarme, pero no pertenecía a una familia que tuviera muy claro lo que era el arte y no tenía una gran motivación. De modo que cuando empecé a estudiar no fui a un colegio de bellas artes, sino que fui a estudiar algo que pudiera darme un oficio, una profesión. Así que estudié dibujo técnico, y luego el secundario industrial. En esa época,  apenas terminábamos 6to grado, la mayoría teníamos que salir a trabajar. Después a los 18 años ya ingresé a la Escuela de Bellas Artes y estudié uno o dos años, hasta que el servicio militar me interrumpió el estudio, y no me aportó nada creo yo. Cuando terminó, empecé a pensar en la vida, en el trabajo y seguí con el arte pero por una cuestión de rebeldía dejé el estudio porque sacaban muchas materias prácticas para reemplazarlas por materias teóricas. Y yo no quería eso, yo quería dedicarme a las artes plásticas, y sentía que así perdía el tiempo, que para mí era muy preciado porque yo además de día trabajaba. Y por mi cuenta fui yendo a talleres de arte, fui ayudante del escultor Antonio Pujía. Me sentía más seguro con la escultura porque tenía buenos maestros. No así con la pintura. Después del taller de Antonio, empecé a ir al taller de Naum Knop, escultor también, argentino. Y más que por una enseñanza ortodoxa, muchas cosas las aprendí por ósmosis o contagio, de pasar tantas horas junto a ellos.

Jorge cuenta que vivió su primera infancia en las barrancas de San Isidro, luego se mudó con la familia a Martínez y pasó su adolescencia allí. Ya de adulto vino hacia el Oeste y se instaló en Ituzaingó por casi 25 años. Volvió a Capital por un período de 15 años, hasta finalmente elegir Castelar donde vive desde hace 2 años. “Cuando retomé la pintura, vivía en Capital en un departamento. Por eso la mayoría de los cuadros de esa época son pequeños. Y llegó un momento que no tenía donde guardarlos. Menos en el baño, por la humedad, estaba lleno de cuadros por todos lados. Me tapaban. Así que decidí mudarme aquí que es más espacioso”
“Yo estoy muy contento con Castelar. Tengo muchos amigos en Capital que cuando les digo que vivo acá, les parece lejísimo. Además se imaginan que es un lugar terriblemente inseguro, peligroso. Y yo hoy en día estoy convencido que esta zona de Castelar y algunos barrios de Ituzaingó son mucho más seguros que cualquier barrio de Capital. No es que nunca va a pasar nada, ni digo que no haya que cuidarse. Pero me siento tranquilo en Castelar”

Humildemente nos cuenta que en sus inicios, dedicándose a la escultura, Jorge tuvo la suerte de ganar algunos premios. Y resalta la palabra suerte,  ya que la considera un factor importante en los concursos. Llama a los artistas a no desanimarse porque los rechacen en un salón, o porque no obtuvieron un premio que creen que merecieron. “Sepan que no hay que poner toda la expectativa en los premios. La energía hay que ponerla en la búsqueda de uno mismo, y en tratar de lograr un lenguaje propio”.
Pero luego de esa etapa muy fructífera sus obras se volvieron muy abstractas y era cada vez mas difícil vender una. Llegó una crisis (algo proyectada), que lo llevó a abandonar el arte por completo, planeando retomarlo luego de algunos años. “Como siempre tuve que trabajar mientras tanto, y trabajaba en la parte de diseño industrial y matricería. Decidí dedicarme a esto que me iba muy bien. Tratar de juntar plata, tener una reserva para ponerme a crear sin importarme si vendía o no. El tiempo que estimé fueron 5 años. Pero debido a la inestable economía argentina terminaron siendo 15”.
Por más que hubiera dejado de lado el arte de manera práctica, la cabeza de un artista nunca se detiene, y continúa trabajando en alguna variable distinta. “Un rincón de mi cerebro ya venía decidiendo sin que yo me diera cuenta, de manera subconsciente, pintar. Y cuando viajaba por la ruta y miraba los paisajes, me decía ‘el día que arranque voy a pintar estos paisajes’. Y así lo hice, desde el 95 empecé a pintar exclusivamente paisajes, con fotos que yo mismo tomaba en mis viajes. Siempre buscaba pintar paisajes salvajes, que no hayan sido contaminados por el hombre, sin rutas, ni ranchos, ni nada”.

¿Cómo fue la transición hacia otro estilo de pintura?
-De a poco me fui sintiendo prisionero del paisaje, de la naturaleza. Hasta que un día rompí con eso. Necesitaba esa libertad de pintar imágenes que no vinieran de otro lado, sino de dentro de mí. Y volví un poco a la abstracción que había alcanzado anteriormente en la escultura. En el medio hubo algunos cuadros de transición, dibujos en lápiz (mientras nos cuenta, se para y busca unos cuadros para mostrarnos) en donde aun aparecían figuras reconocibles. Poco a poco me fui soltando y despegándome de representar incluso objetos reales como escaleras, paredes, techos. Me molestaban esas cosas también. Buscaba algo mucho más interior, más visceral, una creación más pura. Y en ese camino todavía estoy yendo.

¿Tiene contacto con otros artistas de la zona?
-Ahora estamos tratando de hacer una reunión de artistas plásticos del Oeste. Ya van dos o tres. Tengo amigos artistas de Ituzaingó, como Lapo Chirich, Graciela Mosches, Julia Farjat que es de Padua. Con ellos y varios más empezamos a hacer reuniones en los talleres, somos algo así como 15 artistas plásticos del Oeste.
Yo por mi cuenta me reúno sábado por medio, con muchos artistas plásticos en un bar muy emblemático que está en el Centro, que se llama Bárbaro y fue fundado por el grupo “Nueva Figuración” (Luis Felipe Noe, Jorge De la Vega, Rómulo Macció). Es un bar lleno de esculturas, obras de arte y se arman mesas larguísimas donde se discute de todo. Y uno sabe que, vaya el día que vaya a cualquier hora, se va a encontrar con colegas. Es una movida muy interesante y me parecía genial que se formara aquí en el Oeste también.

¿Qué le faltaría a Castelar para que el ambiente artístico pueda florecer un poco más?
-Lo primero que falta son galerías de arte. En Argentina la mayoría de las galerías están viviendo del artista, pero no la forma lógica y normal que sería que el galerista venda obras del artista, y que entonces así cobre un porcentaje. Son las leyes del juego que todo artista aceptaría. Pero como el mercado no le da el dinero suficiente como para poder pagar el mantenimiento de la galería, que hoy en día lleva costos muy elevados, se le pide plata al artista para poder exponer. Y de esa manera la galería tiene todos los gastos cubiertos, e incluso un porcentaje de ganancia sin vender ningún cuadro. Entonces no se preocupa tanto por vender. Y somos los artistas los que arriesgamos todo. Nuestro trabajo, la obra, el material, y encima pagar para exponer. Son muy pocas las galerías que no trabajan así. Y además de ese problema, todos los años están las ferias, que absorben mucho del posible comprador. Porque es un lugar que puede ir un día que pueden verse 40 o 50 galerías, todas las ofertas. Mientras en otros países son bienales, acá tenemos 4 ferias todos los años, y se saturó la oferta.
Así que la venta en mi caso es a través de alguna galería como Centoira, que no me cobra, sólo la comisión cuando alguien compra alguna obra.


La búsqueda de De Lorenzo es inagotable, y el camino es tratar siempre de conseguir la participación del espectador mediante una múltiple interpretación de sus obras. Presionando a que imaginemos nosotros, así como él lo hizo también cuando la estaba concibiendo. “La idea es ir más allá, inclusive meterse en especulaciones mas intuitivas, más inconcientes, no tan asibles con palabras. Conseguir generar inquietudes filosóficas. Ese es justamente el desafió que yo siento, y que tienen las artes plásticas hoy en día”.

A la hora de poner manos a la obra, un estímulo que no puede faltar en el taller de Jorge es la música. Y se nota en el moderno mini componente que tiene allí. Único electrodoméstico que convive con él en el taller. Bajo el mismo, varias torres de Cds completan la estantería, y llaman la atención algunos títulos. Redonditos de Ricota y Sumo comparten un lugar con Bethoveen, Bach, música africana. Así que le pedimos que nos cuente: “A mi me gusta la música. Si vos decís ‘me gusta el tango nada mas’, entonces no te gusta la música, te gusta el tango. Y a mí me gusta toda la música. Puede ser Metállica, Led Zeppelín, depende cómo estoy, cómo me levante ese día. Ahora estaba sonando Boccherini por ejemplo. Pero pongo Sigur Ros, Tom Waits, Nick Cave, Música griega, Edith Piaf, Techno, Música celta…” Es una larga lista de artistas de distintos estilos que escuchan distintos Jorges De Lorenzo, dependiendo del ánimo ciclotímico del artista. Y la música tiene una relación directa con la pintura. “La música es abstracta, cuando es instrumental. Cuando tiene letra estamos en la misma situación que un cuadro donde hay una imagen conocida. Es la misma limitación. Cuando no hay letra, te va a transmitir un montón de cosas que, por ejemplo una película no te va a decir. Esta dirigida a otra parte de la mente”

¿Tiene el diseño industrial, influencia en sus pinturas?
-Creo que si. No me lo he propuesto, lo tengo todo muy arraigado. Y lo encontrás en la base fuertemente geométrica de todo lo que hago. La perspectiva, las tres dimensiones, etc. Lo cual no quiere decir que dentro de 10 años esté haciendo lo mismo. Pero a la largo uno lo que busca es la libertad de representación.

¿Cómo surge trabajar con el neón?
-Fue por una invitación de la Galería Centoira, Olvado su director viene haciendo ya desde hace varios años un evento en donde se trata de difundir obras ya sea bidimensionales o tridimensionales, con la participación del neón. Invita a una serie de artistas y ya hace unos 4 años que, se puede decir,  pertenezco al grupo que expone en los eventos. Fue un nuevo desafió, y un nuevo lenguaje para utilizar.

Nuestro entrevistado nos habla de escuchar a nuestro inconciente y recurrir a la introspección. “No es un cuento eso de buscarse a uno mismo, es verdad. Porque de esa manera se logran las imágenes y creaciones propias. Y eso es algo que todos deberíamos poder lograr. Uno así, se pone en contacto con su núcleo, y tienen que aflorar todas esas cosas. Lo que pasa es que hay que trabajar mucho para encontrarlo. Hay algunos artistas que no hacen esa búsqueda, que prefieren pintar para decorar, o por un fin exclusivamente comercial. Y esta bien que sea así, lo respeto. No tienen la obligación de hacer esa búsqueda. O quizás soy yo el que está equivocado, y no haya que hacer esa exploración. Pero yo lo siento así. Y acá uno va a encontrar su público”.

Jorge boceta todas las obras antes de largarse al lienzo. Y lo hace hasta cinco veces por cada una. Mostrándonos algunos de trabajos en proceso, aparece uno en donde la influencia provino exclusivamente de la naturaleza. Se trata del fruto de algún árbol del barrio que encontró en la calle y que le llamó fuertemente la atención por su diseño hexagonal. “Estoy hace un tiempo intentando encontrar la manera de dibujar una esfera con hexágonos, y que esté bien hecha la perspectiva. Pero resulta muy difícil. Incluso le pedí a mi hijo que tiene facilidad con el diseño 3D, a ver si lo poda lograr. Y es realmente muy complejo. Y eso que acá tenemos un software de diseño que es muy poderoso, estuvo algunas horas y no hubo forma de poder resolverlo. Aparentemente no es posible, eso quizás un matemático lo averigua. Pero tiene que ser un matemático de aquellos, eh…”.

Agradecemos a Jorge Luis por la entrevista.
Gabriel Colonna

Gabriel Colonna

Fotógrafo

Fotógrafo. Programador Web. Emprendedor.
Fundador y Director Ejecutivo de Castelar Digital.
Socio Fundador de GAMA Taller de Imagen.
Socio Fundador de Ocho Ojos.

Tendencias

  • Agenda

  • Artistas

  • Comercios

  • Delivery

  • Farmacias

  • Ocio

  • Talleres

  • Nuestra Ciudad

  • Publicidad

  • Contacto

Artistas

Betty Siri

Maestra Artesana

Ciudad natal: Pto. de Buenos Aires

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Javier Alejandro Buján

Músico

Ciudad natal: Morón

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Gustavo "Pipo" Nazaro

Luthier

Ciudad natal:  

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Bibi Romero

Pintora decorativa

Ciudad natal: Córdoba

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Olga Noemí Sanchez

Escritora

Ciudad natal: CABA

Último trabajo: Estaciones

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Silvia Villalba

Artista y geógrafa

Ciudad natal: Castelar

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Viviana Scaliza

Cantante

Ciudad natal: Moreno

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Gabriel Colonna

Fotógrafo

Ciudad natal: Castelar

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Laura Giusti

Joyera y docente

Ciudad natal:

Último trabajo: Rancho, en el Centro Cultural Borges

Instagram: Ir al perfil

Hernán "Budapest" Marino

Artista plástico

Ciudad natal: Castelar

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Jorge Colonna

Escritor

Ciudad natal: Capital Federal

Último trabajo: Soy Yurik

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Hernán Sánchez

Cantautor

Ciudad natal: Castelar

Último trabajo: Las cosas que extrañas

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Ana María Oddo

Narradora Oral

Ciudad natal: Capital Federal

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Helena Okomski

Escritora

Ciudad natal: Saint Neots

Último trabajo: Shalko

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Walter Soria

Cantautror y guitarrista

Ciudad natal: Bs. As.

Último trabajo: Fluir

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Anabella Bonell

Artista visual y docente

Ciudad natal: Hurlingham

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Haydée Piteo

Artista Plástica

Ciudad natal:  

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Florencia Bonet Xicoy

Pianista

Ciudad natal: Ituzaingó

Última nota: Ver la nota

Instagram: Ir al perfil

Comercios

Galería: Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia en el predio Mansión Seré